viernes, 19 de abril de 2024

LOS PACTOS DIABÓLICOS — SUPERCHERÍAS, NEUROSIS Y ESNOBISMOS

 

Uno más de los libros qie la
extinta editorial dedicó a la
controvertida ciencia oculta;
como materia de charla, vale;
como los OVNIS, que no
existen, digan lo que digan

Pese a su… carácter instructivo, este libro de FÉLIX LLAUGE tiene un molesto elemento; poco, empero produce esa mínima-nimia incomodidad. A saber: el Diablo existe (bajo el nombre que quiera darle el populux: SATANÁS, BELCEBÚ, LUCIFER, MEFISTÓFELES, ASMODEO…). Y existe porque lo digo yo. No porque te ofrezca ejemplos que lo afirman, documentación invulnerable (bueno, veremos) y que se remite a remotos tiempos bíblicos. Sino porque lo afirmo.

No: déjame a mí decidirlo, ¿quieres?

Porque después pone ejemplos que sin empacho asegura que algunas posesiones citadas se deben a que la sesera del/la referido/a estaba averiada/contaminada de las numerosas supersticiones medievales contemporáneas, traspasadas a eras posteriores, hasta más/menos la Ilustración, que sin sofocarlo logró acotar todo eso. La radiante lámpara de la cultura y la ciencia jamás podrá despejar las tinieblas más recónditas del vulgo.

Mas relata acontecimientos que insertan duda, siendo honestos. No creyente, como el Sr. Llauge pretende; su creyente es de los de municionarse de crucifijos, escapularios, agua bendita, hostias consagradas y misa diaria, balas de plata y estacas, junto al restante aparato de persignaciones por hora y santos en urnas. Beatos que piensan que Satanás y sus pequeños cortesanos rondan por ahí alertas, ansiando tu ánima, golosina apetitosa.

El autor, FELIX LLAUGE, en su estudio; parece
entendido en esta materia, que no fue un mercenario
que por encargo escribió esto, pasando a otra materia

Pornografiarse impulsa al Diablo a meter la ganzúa en tu espíritu y edificar un cómodo chalecito en él. Hasta que MAX VON SIDOW pueda expulsarlo exorcizándote. Es como esa subtrama de EL NOMBRE DE LA ROSA: si ríes, dejas de temer durante un momento a Dios y ¡Satanás ocupa! (Porque esa es otra; a Dios no se le ama o le estás agradecido, como se supone inspira la prédica de JESUCRISTO. Debes ser una abyecta cobaya servil acojonada a todo instante de Él). Debes estar siempre vigilante, rezando, exhortando…

Bien: si repele al Diablo la clara adhesión a Dios… ¿cómo hubo tantos casos de monjas y sacerdotes posesos? ¡Parecían estar deseándolo! (Cosas de la represión sexual aneja al hábito, queda claro.) Y es interesante ese detalle histórico de que el satanismo se empleó como catarsis política contra la opresión feudal y un clero vendido al amo feudal.

EL DIABLO y sus obras dan, desde
siempre, enjundiosa materia para
la ficción. Esta es de la "más nueva"
y que recomiendo vivamente

Aporta un dato que puede considerarse escalofriante, y es que es Dios quien autoriza al Diablo (o subordinado a mano) a posesionarse de un ser humano. Puede trastear con su físico lo que quiera, mas no puede tocar el alma del infectado. Y ¿por qué Dios haría algo tan aterrador y espeluznante? Pues para darnos una lección: la de Su Omnipotencia.

Hace y deshace a su gusto, sin repugnarle acudir al Mal para poner en juego sus poderes. Luego, para probar nuestra fe en Su Omnipotencia. Si tienes mucha, y sigues creyendo pese al tormento, o fracasas a la primera aflicción. Mal creyente si fallas. Tercera: para mantener al rebaño acojonado a Su Voluntad. Vaya con Dios Padre Pancreator.

Llauge ilustra sobre el ritual de los pactos diabólicos, literatura enjundiosa, extensa en el tiempo, y que tiene al DR. FAUSTO de mejor paradigma, quien acabó en el Infierno, no salvado por MARGARITA. Su bibliografía consultada asegura que los más astutos nigromantes pueden incluso anular el contrato. Engañar al Diablo. Sorprendente, en entes sobrenaturales que retienen su gran poder angelical y que conocen el pasado y el futuro además. ¿No husmean que el tal mago encontrará la formulación especial que le exima de cumplir el acuerdo en no sé qué viejo grimorio? Además, el ritual para invocar desde los Profundos Infiernos a uno de esos entes requiere de tales inusuales útiles y precios que usted no puede hacerlo en casa, pese a los que tontean con estas cosas creen.

Otro remarcable ejemplo. En serio:
sólo los católicos comprendemos el
Infierno como ninguna otra religión
o secta. Pueden intentarlo, llegar al
noventa por ciento, empero no al
top cien. Al fin y al cabo... ¿no está
el Infierno lleno de papas y obispos?

El autor se contradice en su “fe diabólica” cuando acentúa que la Iglesia Cristiana aplicó tormento a los que designó posesos, brujos o hechiceras basándose en un catecismo lleno de supersticiones acendradas en el acervo popular. Y más: cuando algo no encajaba con “la tradición” ¡inventaban la explicación! Los hábitos de los inquisidores y sus familiares vestían a un buen puñado de canallas sádicos que obtuvieron cuanta carnaza quisieron torturando semejantes so beato pretexto de salvar sus almas. Es un plato fuerte del libro: cómo la Iglesia, para justificar su existencia, inventó, o retorció infame, lejanas leyendas urbanas para destrozar seres humanos, arrebatándoles sus posesiones de paso.

Alarmó al autor que el satanismo estuviera en auge en 1975, fecha de aparición del libro. Para afirmar a continuación que quienes practicaban esos peligrosos ritos paganos apóstatas lo hacían por afán sexual pervertido, o ser moda. Me sorprendió omitiera a GILLES DE RAIS y el caso real que refleja la novela, y película, de EL EXORCISTA.

Como apunte personal, diré que no entiendo a los satanistas. Si existe el Diablo junto a su parafernalia, y el Infierno con toda su carga de tormento es la última estación, ¿qué piensan ganar? No parece vayan a conseguir trato de favor. En ese caso, ¿no interesa seguir del lado de Dios? Pudiera todavía haber Paraíso. ¿A qué jugársela, pues?

viernes, 12 de abril de 2024

LOCK, STOCK AND TWO SMOKING BARREL — UNA FÁBULA DEL ARRABAL

 

Afiche. Violencia, bajos fondos y
criminales de la Inglaterra cuya
altanería no duda en criminalizar
al resto del ancho mundo. Vaya pintas

El atractivo estreno cinematográfico de GUY RITCHIE (quien tanto TANTO la cagó con ese aborto sobre el REY ARTURO) se descubre fuertemente influenciado por la obra del antaño ídolo, hoy caído/perseguido, QUENTIN TARANTINO. Un lenguaje soez/cuartelero, un pulso visual frenético, montaje endiablado de viñetas, despiadados arrabales poblados por arrabaleros de apariencia un tanto de opereta que empero son sujetos reales.

La atenta observación del filme revela que toda la inicial atomización de sujetos (todos unos “prendas” en mayor/menor medida; ninguno heroico, algunos apenas antiheroicos; el resto empedernidos malvados aterradores, que la pátina de comedia que circula como un espectro burlón por toda la cinta apenas suaviza su brutalidad) que componen el elenco, y de cuales puedes perderles aprisa la pista a alguno, van no obstante confluyendo hacia un irresistible centro de gravedad permanente: el lucrativo botín en libras y drogas que deben suponer la salvación del cuarteto de tirados que encabezan el filme.

Uno donde el ahora ¡aclamado! JASON STATHAM hace la solvente interpretación de un buscavidas capaz de cometer algún delito (no radical; no sangriento… en principio), acompañado del también contumaz VINNIE JONES, el peculiar recaudador del hampón dueño del sex-shop, el auténtico malo de la cinta, sicario que constituye uno de los tipos claves de la producción.

Todo empieza con el afán de lucrarse rápido de
este cuarteto. Claro que el mafiosillo contra el
que "disputan" juega sucio y los pone en un 
tremendo brete

Resalta en Ritchie (quien se apayasó de lo lindo al liarse con MADONNA, y que parece desde entonces va en declive, pese a su SHERLOCK HOLMES) el nítido aire rompedor, desenfadado, tarantiniano, de construir una fábula de los suburbios con un sesgo a lo PULP FICTION centrado en la concatenación de varios elementos que acaba explicando secuencias después. No sigue entera la estela de la oscarizada cinta citada (una cosa es inspirarse, lanzándote luego a abrir tus propias sendas; otra, copiar por la cara), mas deja suficientes trazas evidentes como para con honestidad admitir que, sí, ajá, en algunas cosas se anotó efectistas secuencias.

Desarrolla asimismo el montaje, el golpe de imagen que obtiene parando el metraje, buscando sugerentes ángulos, resultones primeros planos. Aun algo a lo SAM RAIMI. El cine de Ritchie (o los regidores citados) rompe con los algo acartonados académicos esquemas como se entiende el cine “tradicional”. Cierto: otros cineastas (PECKINPAH) han logrado imprimir su huella característica en los fotogramas que han filmado. Ora un efecto, ora un encuadre, ora la forma de entender el mundo que ruedan a través de sus personajes o paisajes… Pero en Ritchie (como en Raimi) el impulso de hacerlo visual, de marcar así su impronta, es obsesivo, casi tan fuerte o más, que la misma historia a relatar.

Y, esperando salir del apuro, creen que la solución
es darle un palo a esos cultivadores de droga

Sugiere que ha construido una leyenda (criminal) que justifique el: Fíjate, compa, cómo paro aquí la imagen; mira qué primer plano; ¿has visto qué montaje, qué velocidad, qué contraste? Es un cine hypervisual, como una comprensión “superior” de que el auténtico gancho que atrae al público es una imagen que recordará siempre, más importante que construir un elegante diálogo o la composición escénica cuya erudita herencia pueda inducir repelencia por un refinado culteranismo excesivo. Esto es un cuadro para listos, no para el común de los mortales, y quieren hacernos sentir tontos rodando esta cosa de esta estilizada manera.

Llama también la atención de esta cinta el ambiente deprimido por donde circulan los concurrentes. Acostumbrados a nuestros barrios bajos o calles donde un enfoscado en ciertas casas se agradecería, cuando nos hablan de urbes extranjeras, Londres, Nueva York, París… el ensalmo de que es “el extranjero” (mejor) y hacen las cosas más de puta madre magistral, como muestran sus series o películas, incita a creer que somos unos pueblerinos purriosos tercermundistas. Una ojeada a esas calles filmadas demuestra sin embargo que están peor que nosotros, pese a su “magnificencia internacional”. Fatua opulencia. Con gente aún más canalla pululando por sus vías.

VINNIE JONES se revela como una figura con pinta
de duro criminal que prometía fotogramas gloriosos.
Es la época en la que VIN DIESEL despunta a su vez

viernes, 5 de abril de 2024

LA MÁSCARA NEGRA — RAFFLES, 2

 

Sobre este libro se realiza la
reseña, novela que contiene textos
de interés para todo bujarrón
poetastro gótico que, con ardor
sobrevenido, desde la más densa
ignorancia, se aupó por esnobismo
al "fenómeno SHERLOCK"

Habría de salirle un primer ‘competidor’ a SHERLOCK HOLMES y dentro de su misma casa; E. W. HORNUNG, cuñado de SIR ARTHUR CONAN DOYLE, construye en la estela del detective de Baker Street a su rival intelectual, que roba con elegancia y procura vivir como un distinguido bon vivant, secundado asimismo por un secuaz que, si bien el DR. WATSON era un hombre torpe aunque voluntarioso, BUNNY ni llega a tanto. No sé, dada la tirria que Conan Doyle le tenía a Holmes, si espoleó a su pariente político de algún modo para crear una iconoclasta parodia de sus personajes estrella, protagonistas de las páginas de este recopilatorio.

Hornung también acabó repudiando a ARTHUR J. RAFFLES, modelo en que MAURICE LEBLANC se soportaría para crea a ARSÈNE LUPIN, y le buscó una rápida salida del escenario, como Conan Doyle intentó librarse de Holmes en EL PROBLEMA FINAL. Y aunque Holmes reapareció debido a enormes presiones, Raffles sigue durmiendo el sueño de los justos, pese al esfuerzo de PHILIP JOSÉ FARMER por devolvérnoslo en un divertido cuento donde sugiere que Raffles es primo de Holmes, no como aquí leemos, que resulta serlo de Bunny.

Prefiero la versión Farmer pues establece una conexión sanguínea que da, en una misma generación, al reverso y al lado luminoso de una misma actividad: Raffles, el impecable ladrón de la alta sociedad británica, que se da la gran vida auxiliado por su compinche Bunny, literato aficionado que termina siéndolo profesional; Holmes, el justiciero empeñado en encerrarlo si se tercia, seguido por Watson dispuesto a dejar fiel registro de la hazaña como digno notario. LeBlanc cruzó los caminos de Lupin y SHOLMES (su Sherlock) en alguna ocasión. En este tomo, que recoge las aventuras finales de Raffles, eso no sucede; no sé si en el primer libro llega a ocurrir, aunque fuese de refilón.

El padre de la criatura y pariente político de
SIR ARTHOR CONAN DOYLE: el señor
E.W, HORNUNG, quien como su "pariente"
se acabó hartando de su concepción. Y, eso,
que RAFFLES (más que BUNNY( tiene su
aquél...


Venden los cuentos secuenciados de Raffles (una de esas lecturas obligadas de todo poetastro gótico moñas que se precia de estar “en esta pomada”, evidenciando empero su total ignorancia al respecto) como sátira de las conductas postvictorianas de una Sociedad donde H. G. WELLS anunciaba al ancho mundo transformaciones sociales de gran calado a través de metáforas como EL ALIMENTO DE LOS DIOSES. Una clasista Sociedad acartonada, donde el patriotismo desaforado estalla de golpe (la Guerra Boer) arrastrando a los campos de batalla incluso a los tan desafectados a tramas políticas como Raffles o Bunny, quien penó en cárcel algunos delitos.

La verdad es que no he visto esa sátira social descarnada que el prologuista promete. Hay someros apuntes que sólo hablan con sutil aunque inocua ironía de deprimidas zonas londinenses y adonde Raffles, tan acostumbrado a la buena vida en residencias de postín, debe refugiarse porque su rostro es demasiado conocido por Scotland Yard, desenmascarada su actividad delictiva. Y en prisión le reservan suite por largo tiempo.

El origen de todo; el avatar
algún día lo pondrá en mis
manos... espero pronto

Así que vivaquea en la miseria bajo supuesta identidad (de irascible viejo hipocondríaco que lo amaña para tener de nuevo cerca a su leal aunque obtuso Bunny) tramando atracos que dejaron de ser fructuosos durante los dieciocho meses que anduvo por el Continente. El robo de joyas ha perdido crematístico interés. Los peristas dan dos perras por gemas por las que antes conseguían cientos de libras. Esto no es vida, Bunny. Y, encima, me veo recluido a esta interpretación del hipocondríaco vigilado por un médico poco competente aunque susceptible a los sobornos que le hago, tramando algunos golpes cuyo resultado es poco alentador.

Interesa poseer este libro por la gran curiosidad que supone, sobre todo, al aficionado de Holmes. Le encuentro le falta cierto mordiente, un mayor cinismo, más cítrico humor, para llegar a ser la excelente pieza de colección publicitada. Aun así, y dentro del ámbito literario inglés, Raffles tendrá su digna “continuación” años después en el peculiar aventurero CAMISA NEGRA, que tanto comparte con el distinguido jugador de criquet.

viernes, 22 de marzo de 2024

LOS REYES DEL CRIMEN — 3000 MILES TO GRACELAND

 

Afiche de una poderosa película
que merece una mayor estima por
parte del respetable. Dadle una
justa oportunidad

En ocasiones estrenan películas que merecen mucha mejor suerte que la que acaban teniendo; otras veces, la crítica imputa méritos a producciones parecidas dándoles una relevancia negada al antecedente. Los Reyes del Crimen sufre de esto último. Sus numerosos aspectos positivos por alguna razón no lograron encandilar debidamente al público. La crítica. Resbaló por la pendiente del cine de culto, donde sus leales la acogen y defienden rabiosos. A tanto no pienso llegar, aunque sí quiero resaltar la calidad de sus valores, instando al lector su visionado.

Sospecho que en parte “su fracaso” se debe a su deliberado aire de viñeta. Es tremebundo TBO de acción y delito, un hard boiled rockanrrolero con vago erotismo soft, intensos tiroteos, traiciones y mitomanía por un tubo. Esto último también pudo contribuir a producir desafección. Al parecer, el espectador acepta cierta cantidad de mitomanía, de freakies y sus fetichismos exacerbados. No advierte que es ese personal el que mueve la rueda del mundo del espectáculo. Vamos a esto:

Dos curtidos salteadores, THOMAS MURPHY y MICHAEL ZANE, auxiliados por varios cómplices, planean y ejecutan un espectacular atraco aéreo en Las Vegas. Aprovechando celebran una convención sobre ELVIS PRESLEY (entra el elemento mitómano), vacían cuanto pueden las arcas de un casino y salen escopetados provocando una matanza.

THOMAS MURPHY, presunto ilegítimo de 
ELVIS PRESLEY. Un tipo de armas tomar y al
que no conviene cabrear. Aunque, de por sí, no
precisa de provocación para ventilársete.
Preguntad al tipo de la gasolinera

La cinta “se apoya” en la figura y legado del Rey del Rock. Sostiene el argumento que uno de los ladrones es ilegítimo de Elvis. Murphy se encabrona cada vez que alguien se atreve a cuestionar la figura de Elvis. Se considera su hijo, reclamó su legado. El malvado Murphy que encarna KEVIN COSTNER, actor que no siempre convence, pero tampoco merece le martiricen como hacen, es un peligroso elemento perverso que vive siempre al límite, retando al desastre.

Costner le da a un tiempo un visaje paródico y de canalla tenebroso que no sabes muy bien cómo tomar. ¿En serio, en broma; está quedándose conmigo con su ajada pinta rocker, reivindicación de su (falsa) ascendencia, o…? Su aspecto de esperpento descubres es un disfraz; encumbre a un violento asesino a sangre fría.

Complican a Zane los tejemanejes de CYBIL y su hijo, aventajado alevín de ladrón, que no obstante ayuda a salvar la situación un par de veces, cuando Zane y él deben perseguir a Murphy, que secuestró a Cybil, a la sazón compinche de Murphy para limpiar a Zane y demás banda el fruto del atraco. Por supuesto, la catadura de Murphy induce creer que, una vez dueño del botín, Cybil y su culebrilla terminarían en una zanja con dos tiros bien dados. ¿No es así como Murphy se libra de sus camaradas de atraco? Suerte para Zane llevar chaleco blindado.

¿Trabajando desde dentro? En comisaría, 
Murphy convence a ZANE de que Murphy y 
CYBIL están compinchados. Empero, cuando se
encuentran por primera vez, no se reconocen.
Mas la duda queda ahí, flotando en el aire...

El vertiginoso ritmo de historieta de Los Reyes del Crimen debe compaginarse con la reflexión sobre la mitomanía, los freakies desbocados. Y en esto de los freakies incluyo a los del fútbol, que pueden ser peores que los mainstream o mangakas. El ser humano parece constituido de tal forma que DEBE servir a algo, creer en algo, buscar algo, o crearlo si carece de eso, el elemento sobrenatural en el cual depositar sueños, esperanzas, objetivos, ODIOS. No existe el ser racional per se, esa criatura super ones que admira su entorno desde un disciplinado concepto de fría lógica implacable, ateo que rechaza la religión por superchería y la política por hastío. Pues, para tal sujeto, su fe en su lógica inapelable es su mitomanía. Actúa por tanto con hipocresía, consciente o no.

Murphy y Zane están tan metidos en la pomada que tienen difusa la frontera entre el mito y la realidad; perciben ésta a tramos específicos. Lo suyo es vivirlo. Es la vida. Y tal cual la desarrollan. Y si eso implica robar un casino, dejando un bonito cadáver, pues…

viernes, 15 de marzo de 2024

JAZZ BLANCO — B*R*U*T*A*L

 

Portada de tantas que hay. El
aventajado "alumno" de ROSS
MCDONNALD concluye su
explosiva Tetralogía de Los
Ángeles con esta novela

Una destacable característica de las novelas de JAMES ELLROY (¡aclamad al escritor!), es que incluyen una lección de Historia sobre Tinseltown y sus asombrosos vericuetos de corrupción y delito. Traspasa el ámbito habitual de esta literatura, ceñida al crimen. Retrata sus numerosos niveles, incluyendo la homofobia y el racismo como elementos hasta decisivos de ese gigantesco decorado rodado por Hollywood. Añade el jugoso cotilleo del glamouroso mundo del oropel y las lentejuelas de los grandes estudios y sus fulgurantes estrellas, creando una colosal simbiosis entre la policía, la política y el delito.

Ser hoy astro y mañana escoria dependía del capricho de un abusivo directivo de estudio, o un escándalo sexual. Eso sigue igual; empero la distancia en los años y el cuidado como procuraban presentar a las estrellas, avalados por campañas publicitarias que aupaban o hundían con idéntica premura o diligencia, hacen que parezca cosa impropia de una ciudad y un mainstream que generaba falsas imágenes soñadoras de otra-realidad donde quisiéramos despertar. Todo níveo, regulado, sin pasiones abruptas, buenos vecinos.

Retrato de una Patriótica Norteamérica Protestante, Blanca, Conservadora, medidamente xenófoba, que apenas tolera(ba) a los negros e hispanos y podía permitirse mirar con altivez a diversos países europeos. Cultivaba su supremacía aprisa; delineaba el asalto a la Luna mientras se embarbascaba en Corea, calentamiento a Vietnam (como refiere GRAHAM GREENE en EL AMERICANO IMPASIBLE) y sostenía el colosal pulso contra la Amenaza Roja. Complejo país, carcomido por miserias que cada día le costaba más Más MÁS ocultar.

JAMES ELLROY sonriente. Un
escritor tardío pero de profusa
producción, obsesionado con la
historia de su ciudad y, cómo no,
LA DALIA NEGRA.
No, Ellroy no es poetastro gótico
bujarrón quejica niño lloreras que
así cree haberlo hecho ya todo.
Este hombre trabaja en firme

Ellroy las desnuda sin compasión pero no por un afán de morbo, sino de desmitificar una época que se hacía más daño al vivir en ese embuste de Hollywood, uno atacado a partes iguales por el FBI y una prensa amarilla que sí quería desgarrar las entrañas del negocio que la alimentaba. Piensa que, mostrando la carnal mortalidad de esas falibles figuras, las obligará a ser honestas consigo mismas y los demás, ajustando las lentes de la percepción, aceptando nuestras limitaciones, confiando podamos superarlas.

El reino rutilante que ocultaba la homoX de ROCK HUDSON o el sadomaso de JAMES DEAN le parece hasta injurioso; creó unos mitos irreales donde la gente anheló reflejarse, negando la dolorosa realidad de su imposibilidad. La puta perra vida: se encarga de tirarnos al fango desde este idealizado pedestal de nuestra concepción. Y eso duele.

De cuantas llevo leídas, Jazz Blanco, colofón a la Tetralogía de Los Ángeles, es la más brutal. El protagonista, un teniente corrupto del LAPD, asesino a sueldo de SAM GIANCANA, como antes lo fuera de MICKEY COHEN, empieza siendo sujeto sin escrúpulos, aunque con leves accesos de remordimientos y profesionalidad. Acepta la podredumbre que lo roe (el deseo incestuoso de poseer a su hermana, MEG), que intenta anestesiar con las conductas delictivas, racismos, homofobias de baja intensidad, codicia.

Y ¿qué tenemos aquí? ¡Si ficha 
policial de juventud! Menudo era
de joven... según confiesa en
 la
biográfica MIS RINCONES
OSCUROS

DAVE KLEIN es producto de su época, personaje fascinador por sus grados de corrupción y en cuyas garras temerías caer. Envuelto en la lucha de poder por la fiscalía, entre demócratas y republicanos, y sabedores sus superiores de su pertenencia al Reverso Tenebroso, uno y otro bando procuran explotarle en su beneficio. Klein sin embargo encuentra ese punto de inflexión (los traficantes de drogas armenios, que le tocan la fibra y él mismo ignora el motivo de tal animadversión; el amor que brota entre él y una actriz de segunda fila) y empieza a ascender, aunque el gigantesco lastre de su vida delictiva es un peso tal que sigue tirando de él hacia el légamo pútrido del que viene.

Hipocresía, ambiciones, delito, explícita violencia cruda, contiene esta eléctrica novela de poderoso lenguaje literario “a martillazos”, donde consta aun una velada referencia a VAMPIRA, ED WOOD y BELA LUGOSHI, mediante la recreación de una ínfima película al estilo del inefable director mas financiada por Cohen, futuro confidente del FBI.

viernes, 8 de marzo de 2024

REGRESO AL FUTURO III — EL ESPACIOTIEMPO ES DETERMINISTA

 

Afiche, DREW STRUZAN de nuevo;
el fin, al fin. La verdad, esta cinta es
bastante prescindible. El que sea la
que cierra la saga no tiene fuerza para
volverla a ver

En internet hay una maliciosa nueva sobre una cuarta entrega que ya no protagoniza la pareja que inmortalizó el proyecto durante Década 80. Confío nunca materialicen esta amenaza, porque apilarán otra inmundicia WOKE, sectaria “ideología” progre-censora que está logrando dejar en pañales al mccarthysmo. El miedo domina a la Cultura.

Política fuera, reseña dentro.

La única forma de tolerar esta accesoria parte de los Regresos es asumiendo que el Universo se guía por sólidas reglas deterministas inamovibles pese a la impresión de que podemos trastearlas cuando conducimos un DeLorean tuneado como máquina del tiempo y hacer que ciertos sucesos “que no iban a ocurrir” transcurran finalmente.

Toda esa insistencia de DOC BROWN porque MARTY MCFLY no meta la pata al tocar la guitarra de tal modo que anime a ‘encontrar’ a CHUCK BERRY el supersonido que andaba buscando, lo de Twin Pines que se vuelve One Pine, la matraca del almanaque deportivo… es farragoso palabreo que pergeñan para que haya una película que rodar, dinero que ganar, crear un mito cinematográfico, oportunidad para cebarme con la cinta en esta reseña... como en el Principio quedó establecido invariablemente.

Regreso al Futuro III es entero apéndice prescindible que, consideraciones filosóficas aparte, tiene débiles razones de ser. Mientras se mantuvieron en Década 50, la cosa tenía su aquél, motivación; empieza a racanear la imaginativa calidad durante la segunda parte, aunque de una forma digna se las apaña para mantener el tipo. Embromarnos. Sin embargo, esta tercera… ¿qué fin rinde?

El trío protagonista, porque los romances que los
dos buenos sostienen son asimismo accesorios,
bonitos bibelots para hacer más para parejitas el
proyecto

Sí, ya; Marty regresa a 1955 y deben sacarlo de allí y todo eso. Es el ánima de la saga. Mas, examinada con crudeza: ¿vale para algo más que para idearse varios chistes a costa de CLINT EASTWOOD y POR UN PUÑADO DE DÓLARES? Porque hay detalle capital y sucinto a la trama en que sus responsables parece no repararon. Eso es: las paradojas.

Siempre paradojas. Evitar crearlas, aunque se produzcan incesantes durante la saga. Un ejemplo mínimo-nimio, aunque llamativo: durante la segunda parte, Marty, para espiar a BIFF, adquiere una molona chupa de cuero y un sombrero estilo BLUES BROTHERS, ¿verdad? Vale. ¿Y si esa chaqueta la comprara otro sujeto? No tenerla, aunque se supone debería poseerla pues nunca Marty la adquirió, ¿no generará cierta cadena de acontecimientos que incrementan la distopía? Llegado el caso, ¡pudiera ser causa por la cual JFK jamás llegara a ser Presidente de los Estados Unidos!

Ahora, insignificancia de esa escala, con el hipotético colosal resultado sugerido… trasladémoslo un siglo atrás. ¡La paradoja puede ser tan monstruosa que hasta la misma integridad de Mary y Doc pudiera verse amenazada! Ya; ¿cómo entonces fabricarían el DeLorean y todo eso, si jamás nació Doc, pero está ahí? Un argumento que resuelven con lo de las líneas temporales paralelas… que no me convence.

El reloj que tanto protagonismo recibe en la primera
entrega se establece en este fotograma como alegoría
del Tiempo y a los dos que ha encadenado a sus
misterios y senderos. Todo está dispuesto para que
suceda como lo hace, lo quieras o no, DOC. Las
paradojas son comidilla para físicos teóricos y
relatos de ciencia ficción

Paradojas que empiezan a producirse un siglo antes. Línea Original del Tiempo, los polvorientos orígenes de Hill Valley: ¿hubo entonces un herrero llamado Brown? No. Sin embargo, ahí está nuestro extravagante inventor colocando herraduras que pondría algún otro, iniciando una cadena de paradojas similares a la que he propuesto con la chaqueta de cuero. Mas ¿preocupan a Doc las paradojas? No. Aburren ya al respetable y sus autores, que se concentran en desarrollar esta comedieta tonta en el Oeste.

La conclusión única/inevitable que debe extraer Doc es que el Tiempo es inalterable línea impresa desde el Big Bang, y que los acontecimientos que cuenta Regreso al Futuro para nuestro deleite forman parte del rígido esquema cósmico, y las paradojas son inocuas. Hipótesis sin auténtica sustancia para abrumar a los físicos sin necesidad, porque todo sucederá según lo dispuso Dios así (supongamos) un instante antes del Gran Principio.

viernes, 1 de marzo de 2024

LA NUEVA ATLÁNTIDA (II) — RELATOS MELLIZOS

 

Concluye el examen de este
libro con esta reseña; convenía
hacerlo así debido a la variedad
de los textos

La colocación de los relatos realizada por el editor de este tomo hace descubrir que sitúa seguidas dos historias de temática casi gemela. No sé si con ánimo de efectuar comparación, o por descuido. De todos modos, de ser la primera intención, triunfa la de GENE WOLFE por LA SOMBRA (no la que sabe qué anida en el corazón de los hombres), pues el relato de JAMES TIPTREE cuenta con estomagante redundancia; narración de cincuenta páginas supera el centenar por arrogancia de literato. Tiptree la espesa tanto repitiendo lo mismo distinto que causa hastío; peligra seguir hasta su interesante clímax.

Comparten estos textos teorizar sobre cómo afecta a una tripulación de colonos-exploradores un viaje espacial de décadas dentro de una gigantesca nave; cómo las condiciones y el encierro distorsionan psicologías e idiosincrasias. El relato de Wolfe se muestra más exuberante al incluir elementos “místicos” o “cabalísticos” en la trama. Además, no relata sobre la habitual expedición de bravos norteamericanos, sino de alemanes, o austríacos, que han ido dogmatizándose durante la larga travesía.

No sé; hay un momento en que piensas estar leyendo una historia marginal de soldados de El Alamein abandonados a su suerte en un oasis, y para no sentirse descorazonados del todo/completamente, constituyen logias y cultos abstractos que permitan mantener su moral y fe en algo, no por fuerza el III Reich.

GENE WOLFE, veterano y premio autor del género
que nos entrega una más compacta historia sobre el
"primer contacto" en un planeta al que se tarda
décadas en llegar y que pudiera ser el que una
superpoblada Tierra precisara para que la raza
humana sobreviva

Tiptree, aparte de la redundancia grandilocuente, hace un dibujo excesivo de los protagonistas. Si desde el principio se hubiese ceñido a contar cómo de dramático es el primer contacto con una civilización vegetal-nósfera de Próxima de Centauro (toda esa parte es magnífica), habría escrito un quasihito referencial de la ciencia ficción. Pero tiene la manía sanasimoviana de hacerlo todo quasipsicológico, que… aburre. Señalo que ambas historias sobre la superpoblación bordean el hard science fiction, esquivando sin embargo los densos elementos HITECH que le arrebatarían su atractivo como evasión.

¿Dónde peca Wolfe? En la conclusión. La ciencia ficción tiene un feísimo defecto: el de, por darse corpulencia competitiva con géneros literarios “respetables”, se hace “la interesante” dejando al albur del entendimiento del lector la conclusión. En La Sombra, un ente ¿sobrenatural? se “posesiona” de JOHAN, el protagonista, al ¿proceder? del planeta con trazas de habitabilidad humana que están orbitando.

JAMES TIPTREE, JR. No, no es
un travelo, sino la escritora ALICE
BRADLEY SHELDON. Adoptó alias
masculino, al parecer, por mor de su
labor en inteligencia militar... o quizás
consideró que, "como hombre", la
respetarían más. Descubierta su
género, empero siguió cosechando
premios y lectores.
Lo siniestro de su historia es que
acabó cometiendo asesinato-suicidio
por aparentes motivos humanitarios.
Eutanasia de calibre .45

Wolfe aclara cómo el ente llega a bordo; si los primeros exploradores lo trajeron al regresar, lo sedujeron los sueños de Johan, al que un puñado de tripulantes elige su mesías (!), o atravesó la órbita desde la superficie, merodeó por la nave y encontró psique “hermana”, adecuada a sus intereses. Más: ¿existe tal ente? Como el relato de Tiptree, supone qué pasaría de tropezar con inaudita vida alienígena y cómo podríamos superar el trance sin recibir demasiada lesión. O sucumbir a su “abrazo”.

La idea de abductores hombrecillos verdes está tan arraigada que cuesta contemplar la vida de otros planetas de maneras exóticas: coles que vampirizan mentes, seres-sombra que hacen algo parecido; necesitan de definición humana para cobrar forma, sugiriendo que lo que Johan ve no es en realidad un nativo de ese planeta, sino su recreación subjetiva, proyección de sus fobias y filias, no un individuo extraño.

No sabes qué decisión final toma Johan al cambiar de rumbo: ¿regresa a la Tierra, o decide seguir viajando hasta encontrar un planea más benigno para la colonización? El relato de Tiptree mejora eso: la averiada nave Centauro derivará hasta vete a saber dónde llena de muertos y un borracho delirante. Lo peor es que la trampa del ente vegetal está cerrada: millones de colonos de una Tierra superpoblada/barrenada por el hambre aterrizará en Alfa para ser… violados… por su hipnótica flora. 

Resume este volumen la consideración de que estos dos autores exploran el impacto en la Humanidad de un largo viaje interestelar. Y, luego, el resultado del presunto contacto con otras especies cósmicas, que pudiesen ser también de avanzados predadores.

Luminosos vegetales pensantes. Sombras vivientes. Criaturas que el vulgo no aceptaría puedan ser nuestros (peligrosos) vecinos del espacio por no parecer los aliens que ametrallar a gusto.

viernes, 23 de febrero de 2024

REGRESO AL FUTURO II — SIN PARAR: PARADOJAS

 

Afiche. Otro impecable trabajo
de DREW STRUZAN (¡aclamad
al ilustrador!)

Evitarlas es la gran obsesión dominante en esta trilogía ingeniada por los protegidos de $TEVEN $PIELBERG, alias ROBERT ZEMECKIS y BOB GALE, aunque tanto MARTY MCFLY como DOC BROWN las ejecutan sin cesar. Accidentalmente, esto es.

En la primera, anticipan elementos que veremos en sus continuaciones; sucede en el centro comercial, cuando Doc cita los resultados deportivos “del futuro” y blande un Colt contra los terroristas. El principal motor de esta secuela es la recuperación del maldito calendario deportivo que enriquece a BIFF TANNEN, consiguiendo cree una distopía que asesina a GEORGE McFly y le permite desposarse con LORRAINE, madre de Marty. Como sigul básico de la saga, luego está intentar re-devolver a 1985 a Marty, culminando el filme con el traslado de Doc al Oeste, complot para concluir la serie.

Entre los tantos detalles chuscos del filme está que el DeLorean puede volar y alimenta el condensador de fluzo con basura… mas Doc no puede mejorar el salpicadero del coche. El cableado, a la vista, como si en ese “futuro” que fue nuestro 2015 (y todos sabemos cómo fue 2015; de autos voladores, nanay) no hubiese ya piezas más compactas capaces de hacer esa función mucho más potente, práctica y discreta.

¡Bienvenido al futuro, MARTY MCFLY! El 
aspecto de lo plateado como sigul de que el
mañana-mañana será reluciente y perfecto. Dada
la vis de comedia de la cinta, un cachondeo a costa
del concepto "sanasimoviano" y peña asociada

Tampoco hay móviles, internet, ni la acechanza de las malvadas IA que tienen ahora al planeta prisionero de un absurdo COMPLEJO DE SKYNET. En vez de protestar tanto TANTO por las IA y su capacidad, más mejor haría la Humanidad por arremangarse y optimizarse a sí misma, explorar qué campos puede seguir reteniendo, o perfeccionar, para destacarse de las IA. Es más fácil autocompadecerse, empero.

Entrar a examinar las complejidades quánticas de Regreso al Futuro en lo concerniente a las paradojas que procuran evitar, aunque cometen, es avanzar por una tupida jungla de contradicciones que desarticulan todo el tinglado. Regreso al Futuro no puede ser valorada en rigor “científico”, porque entonces afloran fallos que la reducen al desastre.

El puñetero macguffin del almanaque deportivo,
infausta publicación que, al caer en malas manos,
tuerce todo el futuro/presente de Marty

Doc previene en la primera a Marty sobre las paradojas. Aunque nada más ‘aterriza’ en 1985, se carga un pino (adiós, Twin Pines Mall) y le dice al camarero negro que llegará a ser alcalde. Le estimula a serlo, porque, hasta ese momento, su porvenir era una vaguedad, difusos proyectos. ¿Pudo ser alcalde sin la sugerencia de Marty? Quizás no. Hasta pudo atropellarle un autobús cualquier día. Centrado en esa meta, supongamos puso más cuidado por dónde iba. Esquivó la Cierta.

En la segunda, el fallo más clamoroso apreciable es cuando Biff aborda el DeLorean y, en ayunas total de su funcionamiento, retrocede a 1955 para darle a su matonesca versión juvenil el puñetero calendario. ¿Cómo es posible? Sabe por una indiscreción del poder de la máquina, aunque no cómo se opera. Y allá va el tío: por dos veces efectúa un viaje.

Es obvio que la intención real de los creadores de la saga era alimentar su continuidad creando una distopía que por su incoherencia no escandalizase al espectador. Esto de las paradojas tiene mucha miga, porque nos previenen sus teóricos que no dar un paso en cierto momento, puede tener, de haber quedado ya establecida la línea espaciotemporal, dramáticas consecuencias que, exagerando incluso, descabalarían el Cosmos.

El colosal defecto de una secuela que se avinagra
paso a paso, para fermentar en la conclusión de
una simpática saga también emblemática
de Década 80

Pues Regreso al Futuro II reparte un buen puñado de ellas, indisimuladas además, con el único y ya citado objeto de proporcionar uranio al condensador de fluzo de la historia y tener la última secuela. Percatarse de su grosera pertinencia deslustra la película; en la primera, lo encubren mejor. En esta, sólo procuran proporcionar las catástrofes justas y resolverlas de manera elegante para depositar a Doc al Oeste y cumplir el expediente.

Un poquito más, y truncan no obstante toda la trilogía, al deteriorar su simpática factura.

viernes, 16 de febrero de 2024

LA NUEVA ATLÁNTIDA (I) — LA NUEVA ATLÁNTIDA

 

Cubierta del recopilatorio. En el
prólogo, ROBERT SILVERBERG
destaca la madurez de los autores,
imputándole una garantía de estilo,
manejo del lenguaje y la trama. Se
agradece el reconocimiento a la
experiencia y su sabiduría

Este volumen contiene tres relatos, novelas cortas casi. Pensé originalmente dedicar una sola reseña al libro, acaso algo más extensa de lo habitual, empero conforme avanzo su lectura encuentro más idóneo dedicarle dos críticas diferenciadas.

URSULA K. LE GUIN inicia el compendio con una interesante distopía norteamericana que menoscaba su extraño y ambiguo final. Redactada con elegante estilo, lo perjudica sin embargo la presencia de párrafos “oníricos” que la reputada autora dimite de explicar su motivo, u origen. Sirven estas cursivas para diferenciar distintos/átonos pasajes de la vida de la narradora, BELLE, paisana de alguna parte vecina a Seattle. Esa atonía de la narradora también daña al relato, porque expone cosas que exigen emoción, y no obstante se escriben con total serenidad, una resignada serenidad que suena narcotizada.

Las distopías como La nueva Atlántida empiezan a ser más relevantes conforme nuestra Zoociedad progresa. Son registros de alarma que van materializándose; en principio (lo digo por experiencia —SOGUETTO—) se limitan a ser especulaciones fantasiosas destinadas a complementar un determinado relato que palpita en tu cacumen, pero sin pretensiones de ser nefastos augurios a pocos años vista de cumplirse.

Mas acaban convirtiéndose en alaridos de banshee suicida que previenen de lo que se avecina con aciago acierto. Ya no sé si es por un discurrir natural de la Zoociedad, declive inevitable hacia el caos, Segunda Ley de la Termodinámica manifiesta, o porque una fuerza sobrenatural contacta contigo mediante asombrosa telepatía y te entrega la previsión a cumplirse en un futuro próximo, y quiere como sea prevengas para evitar se produzca tan negro por-venir. Es esfuerzo inútil: inevitable se cumpla la profecía, y acaso en algún extremo, queda hasta corta. La transmisión era débil ese día; las manchas solares la boicoteaban. A saber. Lo cierto es que no dio diana.

URSULA K. LE GUIN. Por supuesto
que el género no es ajeno a las mujeres.
Por fortuna, la señora Le Guin no nos asa
los gofres con una tontá máxima femirula;
va a lo suyo, y con mérito

Belle vive en una Norteamérica acechada por un Cálido Cambio Cli (interesante, dado que por esos entonces aducían nos encaminábamos a una nueva glaciación) y el país es una menesterosa dictadura donde las Corporaciones presiden mano a mano con el Gobierno. No se compromete apenas la señora Le Guin sobre cómo es ese Gobierno Federal, que tiene tendidas sus zarpas a todos los sectores, menos el energético, dominio exclusivo de las Corporaciones. Prohíben, so pena de prisión, desarrollar dispositivos que produzca energía barata. Son frecuentes los cortes de luz.

Todo lo empantana un extenuante ritual de formularios federales (aquí ¿sale la fobia que el estadounidense individualista siente por el Gobierno Federal, más que ser un recurso más del relato?) que tiene al FBI como brazo ejecutor de diversas cuestiones. En este caso: perseguir a científicos y matemáticos, como SIMON, marido de Belle (ahora el matrimonio está prohibido), que regresa a casa tras encarcelamiento en un Centro de Reeducación, gulag para suprimir listos. La inteligencia penaliza. Ya no el comunismo. En este sentido, La nueva Atlántida parece remozar la Caza de Brujas mccarthiana.

La cultura siempre es una amenaza para los regímenes totalitarios; en España lo vemos. Aunque en vez de suprimirla, para asegurarse su extrema fidelidad, y distorsionen la realidad hasta lo macabro, la sobredopa con subvenciones a actores izquierdosos, indignos lameculos profesionales, que luego niegan empleo a quienes no sean “de ellos”.

Hubo un tiempo en que
esta editorial "capitalizaba"
el género, el cual tiene una
fea costumbre: el dejar finales
tan "abiertos a interpretación"
que sólo producen confusión

La calidad de vida general en esa Norteamérica es tercermundista. Malos vehículos. Servicios decadentes. Leer estos pasajes, de esta u otra novela, hace preguntar cómo será el resto del mundo. Se sugiere que mejor; hasta China es más libre que EE.UU. ¿Qué les ocurre a los norteamericanos? ¿Anhelan ser dictadura para descubrir su fortaleza anímica para luchar por su libertad? Tanto lo sugiere esta historia, contemporánea de obras como LA LARGA MARCHA o EL FUGITIVO.

Es una pena que la aparición de otra Atlántida en el Pacífico quede sin el adecuado relato. La censura estatal de la información no justifica que Le Guin acabe de manera tan insípida/abrupta su sugerente distopía, que anticipaba sucesos de nuestra actualidad.

viernes, 9 de febrero de 2024

EL JUSTICIERO DE LA NOCHE — CUTREIMPACTO SÚBITO DE ARRABAL

 

Afiche. Sin duda pésima cutrería
que, empero, ¡oye, se las apaña
para que la veas en la TV si la
pasan a hora conveniente!

Alguien con mando vio IMPACTO SÚBITO, el último DIRTY HARRY estrenado, y se puso de rictus erectus pensando que su concepto iba de puta madre magistral para la tercera entrega del vigilante “forzoso” PAUL KELSEY. Podía CHARLES BRONSON rivalizar con un justiciero CLINT EASTWOOD. Tal intención la delata el Wildey de .475, émulo del más elegante AutoMag .44 Magnum de Eastwood. El Wildey exteriormente se le parece, empero su robustez lo sugiere trasto aparatoso necesitado de algún rotundo soporte para ser disparado y acertar.

MICHAEL WINNER (financiado por la inefable Cannon) cuanto más rueda un episodio bestia de THE A-TEAM, sin sus televisivas limitaciones censoras; desaprovechando esa ventaja, Winner puebla el filme de insuficiencias e inexpresivos actores otoñales para crear un “balsámico” o “terapéutico” relato de catarsis ciudadana harta de criminales, a quienes aquí ve reventados a tiros, cosa imposible suceda en la vida real.

El cine de vigilantes conoció su auge durante Década Ochenta merced al rechazo del populux de las leyes izquierdosas que preferían exculpar a los criminales apelando a su procedencia marginal, antes que amparar a los asaltados trabajadores o esposas, o hijas, que podían ser violadas con impunidad y recibir el agresor sentencia leve. Eso duele. La gente se satura de injusticias. Ciertos temas sensibilizan a la población más allá de

El auténtico motivo que justifica este rodaje es,
imitación aparte de
IMPACTO SÚBITO, hacer
tronar ese calibre. De paso, imputarle a CHARLES
BRONSON la ausencia de emociones convincentes
en su papel de vengador venido a la ciudad a limpiar
las calles de ese barrio

(la Cúpula del Trueno)

lo que creen los mequetrefes progresistas, quienes se consideran más listos que el resto; se permiten menospreciarnos, infravalorar nuestra inteligencia. Nuestros sentimientos.

RONALD REAGAN encarnaba asimismo una idea de firme lucha contra al crimen; avalaba así el que cualquier menda (JOHN EASTLAND, Paul Kelsey…), ofendido por la máxima afrenta (y las de Kelsey son supremas), limpiase las calles de lumpen, aunque centrase su actividad en su pura venganza personal. No como THE PUNISHER (o su fuente, THE EXECUTIONER), cuya guerra-contra-el-crimen es más/menos global.

El ocio actual tiene estandarizado al vigilante. Pero en los tiempos a los que aludo, Harry EL SUCIO era un escarnio sangrante que merecía la más estricta inquina liberal. La Zoociedad de liberales de limousina siempre amparan más al verdugo que a su víctima, por postureo, dejar bien en el papel couché y ante los pares de tu entorno. Rarísimo será que uno de estos liberales sufra una tragedia criminal estilo Kelsey; mas, cuando les toca, rápido exigen sangre. ¿Dónde quedan tus escrupulosas sensibilidades socio-morales?

Bronson contagia la ausencia de emociones 
convincentes a todo el elenco, que, o se pasan de
histriónicos, o se quedan cortos, como este sujeto
con la caja de cartón; violan a su señora, que luego
muere por complicaciones médicas... y se queda
tan frío. Nada de pedir la venganza que Bronson
ejecuta sin tapujos, pues también le fastidian un
ligue que se hace casualmente

Destaco de El justiciero de la noche su nula calidad dramática, aunque excite primarios instintos (la defensa, la protección, la justicia). Los (económicos) actores eluden mostrar cualquier emoción real, despliegan habituales clichés “de conveniencia”; a Kelsey lo manipula/apalea/protege un arquetipo de policía de los años del Muro Azul. La actitud de Kelsey es la de a verlas venir cuando aparece en ese barrio neoyorkino como un cowboy vengador (el relato posee sutil reminiscencia de western). No refleja actitud fría, metódica, acechante, decidida, del justiciero que suponen/esperan es. Tiende groseras trampas predecibles que, sin duda, pueden parecer efectivas a un espectador poco exigente. A cualquiera con más verbos, ofende su tosquedad. Por su puerilidad incluso.

¿Entretiene? Sus taras la deslucen. Su previsibilidad es otro elemento negativo, sumado a la escasa calidad actoral/artística general, así como su factura de saldo. La historia carece de auténtica pasión; decide ser una distracción de desalmados violadores punkies cosidos a tiros, sin querer apelar a la habitual, aunque socorrida, inclusión de mafiosos especuladores inmobiliarios que quieren realizar violentos desalojos; eso donaría materia dramática. Sin embargo, su bajísima factura tiene la virtud de hacer que películas como EL EXTERMINADOR o LOS ELEGIDOS sean colosales, en contraste.