viernes, 18 de febrero de 2011

LAS GRAVES PLANICIES - ¡EL LUNES EN VENTA!

La cubierta de la obra, de CALDERON
SUTIDOS, que compendia muchos
años de trabajo y anhelos
Mientras RECALIBRADOS “amenaza” con tener que imprimir una segunda edición, por fin, tras un largo tránsito, podréis disfrutar de Las graves planicies, y espero que su suficiente difusión alcance a todos los lectores interesados en leerla. La portada, ya veis, le hace un más que jugoso resumen. Y dentro contiene otras sorpresas. Os pido que le deis una justa oportunidad, ¿vale?, pues estoy convencido de que no os defraudará. Inmodestamente, con esta novela pretendí “revivir” el concepto de La Gran Aventura, como una opción más que ofrecer al mercado, evitando las complicaciones, las cajas chinas con escorpiones saltarines y culebras de neón serpenteante, pero insertando un mensaje, evitando así que sea criticada como simple evasión llena de alocados tiroteos. En anteriores entradas ya apunté algo de todo esto.
También he aprovechado para dar mi versión de un suceso relacionado con esta novela; me refiero al premio en que quedó finalista. Espero haberlo dejado claro de ese modo, aunque probablemente lo haya hecho con tal vehemencia que podría parecer un ataque personal al ganador, cosa que nunca he buscado. La distinta evidencia en internet dejó claro que se le propuso (o él ofreció) realizar un relato que no cumplía las expectativas. Comprometidos por lo que fuera, la mejor manera de venderlo fue dándole un galardón prestigioso, e intentar recuperar la inversión.
Ilustración de KATJA FAITH para
otra de mis criaturas, "nacida" hace
menos de tres meses
Así se cometía una injusticia, pero eso es habitual en este país. Y a nadie le escandaliza, o al menos, tanto que debiera exigir expurgar esas conductas. Se acepta como un “mal menor” contra el cual no se puede (¿o debe?) luchar. Estamos en una situación en que lo anormal, lo pavoroso, lo asombroso, es actuar con integridad.
Ahora, me gustaría hablar algo de los motivos que me impulsaron a pretender escribir, como recuerdo los que me hicieron empezar a dibujar en serio. Aparte del prurito de querer contar historias, de dar salida a unas imágenes e ideas que poblaban mi mente, cebada con las influencias de aquella ingenua televisión en B/N que entonces había, estaba el que en la biblioteca pública faltaban los libros que quería leer. Así que decidí escribirlos. ¿Por qué no? También decían que ganabas dinero con esa actividad. Vale. (Ese es el motor principal de toda esta historia: el vil metal. Al contrario de muchos de mis “colegas”, opino que la literatura sale del estómago. No es algo evanescente, puro. Tampoco digo que mientan cuando dicen algo de eso; pero sí que están equivocados.)
Un estudio preliminar sobre uno de los
capítulos de la secuela de esta novela.
JOE HORSEMAN contra MARSOON
Ocurrió que “acabé” con el JULES VERNE de rigor; con los clásicos imperecederos que siempre recomiendan leer. Rastreé las baldas buscando a H.G. WELLS; era demasiado fuerte para la biblioteca. De sucedáneo me recomendaron a MARK TWAIN. No molaba. Al año de apuntarme, con gran ilusión, a la biblioteca, ésta ya carecía de alicientes. Todo cuanto me interesaba o necesitaba como herramientas para formarme había sido leído. Decidí, por tanto, acceder a la planta de los libros para “adultos”. Mi carnet no lo permitía. Ni siquiera me dejaban leerlos en la misma biblioteca. (Y no hablo de EL DECAMERÓN o HISTORIA DE O, ¿sabéis? Desconocía su existencia.)
Empecé a frecuentar las librerías en pos del material que mi instinto me aseguraba allí debía estar. Acertó, pero os hablo de una época donde las cosas que hoy disfrutamos y hasta nos permitimos desdeñar iban saliendo con dificultad, y me faltaba la agudeza para saber dónde buscarlas, y su P.V.P. las hacía inasequibles. Tocaba, pues, leerse las sinopsis y hacer trabajar el magín. Las señoritas de las grandes superficies comerciales donde tenían esos libros veían impropio (o repelente, o malsano) mi interés por leer ora esos resúmenes, ora esas novelas.
EL TANQUISTA y su nuevo amigo de
Marsoon, el lugar que le impide
relajarse. Su postura despide tensión
¿Sabéis el puto daño que el puto QUIJOTE nos ha hecho? Aborrezco ese libro. Merece condenación y fuego infernal. Gracias a él, en este país, un lector no es alguien con inquietudes culturales que quiere colmar: ¡es un anticipo de loco! Tantas letras dentro del coco no pueden ser buenas, estiman. (Por eso el GRAN ROBERTINI era analfabeto técnico.) Y los distintos programas educativos que deforman a los estudiantes no estimulan, en absoluto, la lectura. Aun la vituperan.
Pero volviendo al tema: aparte del “aspecto formal” que tiene el oficio de escribir, un corpus de lecturas y formación gramatical, lo que realmente, sobre todas las cosas, el escritor debe contar es con un compendio de experiencias que son las que proporcionan el auténtico esqueleto a su prosa. Lo otro, las lecturas, las influencias, la ortografía, son más una musculatura y un cartílago que dan volumen y definición, también falsedad e irrealidad; las vivencias son la médula y el hueso de lo que pretende relatar.
Esto está relacionado sobre por qué estimo que mi obra está influenciada por la traición y la muerte. Veréis: alguien que consideraba un buen amigo, con formación teórico-académica, me dio cierto consejo. No tenía motivos para sospechar de su falsedad, pero su “recomendación” envenenó de tal forma mi trabajo que, por supuesto, las editoriales no podían sino rechazar cuanto les enviaba. Y eso me frustraba. No comprendía. Seguía el canon. El experto, mi buen amigo, me había indicado qué camino seguir. Ignoraba que éste conducía a un barranco por el cual quería despeñarme.
RANGER JOE y HARLEY LA PANTERA
tienen problemas con CTHULHU
Todo por envidia. En serio. Yo era capaz de hacer algo (escribir) que él no podía, pese a su formación y deseos. Por lo tanto, si no podía triunfar, yo tampoco. Un íntimo regodeo por mis fracasos iluminaba su rostro con una “paternal” sonrisa de “aliento”.
Enmendar fallos profundamente arraigados en mi prosa me llevó tiempo, descubriendo que el mundo editorial vive tales vaivenes que cuando terminas la novela “del género de moda” ésta ya no vende, y debes ponerte con algo de la nueva “moda”… y temiendo que para cuando termines no encuentres el mercado buscado.
De ahí que Las graves planicies apele a clásicos con vigencia constante. Por desgracia, algunas personas odian esas historias… y su opinión es ponderada e influyente. (Ahora sé por qué “los zombis no saben leer”. Jaja. Lo pillé.)
Sobre la muerte… Esto es personal, y no tenéis ningún derecho a saberlo. Pero fue una de las más invasivas lecciones que puedes recibir. De pronto, un mundo que consideras indestructible e inmortal, cae. No tiene esqueleto. Desapareció. Se fue. Todo un sistema de elaboradas pero falsas creencias se desploma. Compruebas que el tránsito entre la Vida y la Muerte es instantáneo, dejando una secuela devastadora e irrevocable, sin análogo. Además, te muestra que el planeta, pese a tu profunda aflicción, sigue girando. Indiferente. Insensible. La órbita debe completarse. Orto y ocaso deben sucederse. Y asumirlo destruye lo poco de ese Cosmos ideal que fuiste construyendo con inexistentes sensaciones de seguridad y continuidad.
Simples peregrinos
Otros autores dan un happy end a sus personajes. Perfecto: necesitamos esa ilusión como el oxígeno para respirar. Pero los míos miran con recelo a los que les rodean y cuando les oyen palabras elogiosas piensan: Miente. Y se preguntan cuánto tardarán en traicionarles. A veces, muy conscientes de su propia ‘caducidad’, se abruman. Y viven el dilema de: ¿es mejor amar y perder a no amar nunca?
Las historias de la frontera también son relatos de sujetos marginales, gente que se ha autoexiliado por una justificada razón. Oh, fue muy gratificante y depurativo escribir sobre el émulo de DOC SAVAGE que coprotagoniza Las graves planicies, pero advertí que mi falta de fe en la Humanidad es tal que se me hacía irreal, absurdo, acabar bien, optimistamente, un relato.
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: