miércoles, 16 de marzo de 2011

ANGEL HEART – IMPOSIBLE PASE EN BROOKLIN

Ilustrativo afiche americano de la
cinta, presidido por el señorial
LOUIS CYPHRE (ROBERT DE NIRO)
Estimo que ALAN PARKER quiso representar la suciedad y vicio que envolvía el trabajo de detective privado de HAROLD ANGEL (el entonces prometedor actor MICKEY ROURKE), presentándolo desastrado y desorganizado. El primer indicio de que no es trigo limpio está al principio (tras los créditos, donde se comete ese misterioso asesinato -¿alguien sabe quién es el muerto tirado en la nieve?-), al pasar a las entrañas de la oficina de investigaciones Crossroad (sobre la importancia de los nombres que aparecen ya dejé constancia en la reseña sobre la novela de WILLIAM HJORSTBERG) y abre el cajón del escritorio, que contiene abundantes, menudos y dispersos elementos de toda índole, un anticipo de lo fracturado que por dentro está.
La adaptación al cine de la novela es bastante fiel, está aprovechada, y en algunos aspectos enriquece al relato original. Es abundante en elementos simbólicos e imágenes obsesionantes que pretenden empujarnos a reflexionar y sentirnos envueltos por la atmósfera opresiva que a Angel/LIEBLING/FAVORITE le va atrapando sin remisión, pese a sus intentos (desesperados) por arrancar su alma del corazón de este formidable descenso a los Infiernos.
Tal vez esta sea la mas descriptiva imagen de HARRY
ANGEL (MICKEY ROURKE) , envuelto en "niebla"
No obstante, cuenta con algunas deficiencias pero de relativa importancia, porque la actuación de Rourke es de primer orden y hace olvidarlas. Si en toda su carrera representó un personaje por el cual deba ser siempre recordado, es por este. Y creo que, cuando mira atrás y compara otros trabajos con El corazón de Angel, lamenta haber perdido esa estela. Es evidente que, al contrario de HARRY Angel, Rourke no ha pactado con Satanás, porque no “le ha cuidado” al elegir papeles. Aunque también algo me sugiere que no lo siente tanto. Rourke parece que llegó a madurar prematuramente, pudriéndose a continuación sin remedio.
Parker, además autor del guión, desplaza el grueso de la acción a Nueva Orleans, quizás por verle mucho más solera ocultista y raíces todavía más profundas a la naturaleza sobrenatural de la novela, que transcurre en un Nueva York gradualmente más gótico de lo que se podría suponer, como vamos descubriendo en sus distintos capítulos.
En una postura un tanto putesca, LISA BONET encarna
a EPIPHANY PROUDFOOT, enesima victima de
JOHNNY FAVORITE
Así que, por razones técnicas, y siguiendo la pista de Favorite, el cantante cada vez más macabro, Angel traslada su apariencia desastrada hasta unos ambientes rurales donde la segregación racial se muestra descarnada, diferente a la que viera en las calles de Harlem, donde empieza su particular odisea. Parker retrata esa parte de la metrópolis americana como un sitio mucho más sombrío de lo que aparentan los ruinosos edificios y los patios traseros convertidos en basurales. Mientras que Hjorsbertg emplea la reunión de evangélicos negros para predicar una versión satánica del Sermón de la Montaña, Parker lo gira bastante para hacer una denuncia contra los telepredicadores que explotan el nombre de Jesús y Dios para enriquecerse a su costa. Por desgracia, ese tipo de mensajes nunca cala, porque la gente encuentra razones potables para seguir donándole a estos sinvergüenzas sus escasas posesiones.
¿No tiene algo este fotograma que recuerda a
BLADE RUNNER?
Una vez y otra lo que fascina de la película, aparte de su angustiosa atmósfera llena de chirridos, susurros e insinuaciones, es la interpretación de Rourke, la poca moralidad de su personaje, permanentemente enmascarado por el humo del cigarrillo que fuma (al loro: otra que condenan a las llamas de la censura por mor del tabaco) como sigul de su cobardía a la hora de afrontar el rumor interior que bulle recordándole que no es quien afirma ser. Esquiva del mismo modo los espejos, pues atisba en ellos algo que le infunde inquietud, ciertos remordimientos, el miedo, crudo y despiadado, a saber que, en algún momento, deberá rendir cuentas a un poder que ha desafiado y que no se mostrará clemente con su insolencia.
Harry Angel al acecho en un fotograma que nos recuerda
 los tiempos en que la parte trasera de los autobuses era
para los negros
Y si bien la imagen del Diablo que aparece en LEGEND (RIDLEY SCOTT) impacta por su soberbio esplendor y la sensación de Poder (repasemos someramente el catálogo de sus imágenes, y pocas veces veremos una que rivalice con esa figura), ROBERT DE NIRO encarna un LOUIS CYPHRE avasallador por su misma prestancia. Reposado, soberano, engatusa mañosamente a Angel empujándolo en la dirección inevitable que terminará dejándolo en sus manos. Hay algo en su porte que hace en verdad aún más temible al Diablo. Acostumbrados a la imagen estereotipada del engendro con patas de pezuña hendida, cornamenta caprina y cola en punta de flecha (la traslación de CARNUM al cristianismo), encontrarse con este Satanás es hasta refrescante, pues se aleja de las caricaturas que en nada son aterradoras y que cierto cine de escasas luces (EL DÍA DE LA BESTIA) ha sobreexplotado.
Epiphany en un momento culminate del ceremonial vudu
Al llevar a Nueva Orleans la acción, en el filme Parker rebaja el esplendor de ETHAN KRUSEMARK (STOCKER FONTELIEU), que pasa de ser el magnate naviero de buena presencia aunque rufianescas sombras de la novela a rústico cacique con dos matones y un perro feo que muerde los tobillos a Angel. Toda la sofisticación que Krusemark luce en el libro la acapara su hija, MARGARET (la gélida CHARLOTTE RAMPLING), bruja de la alta sociedad neoyorkina y feriante en Conney Island, que aquí tiene un modesto consultorio astrológico y una asistenta que habla francés, (¿o es criollo?).  Y EPIPHANY PROUDFOOT (LISA BONET, una de las niñas coñazo de la serie de BILL COSBY, ¿era, sí?), una joven negra con una educación elitista, “se transforma” en una recolectora de algodón con un hijo cuyo padre la impregnó durante un ceremonial vudú. El director desarrolla la broma para mostrar que el inofensivo roro es el ANTICRISTO prometido y señala a Angel el camino que inminentemente emprenderá y que, previa ejecución en la silla eléctrica, termina en el Infierno. Buen intento, Johnny, pero a LUCIFER no se le engaña con tanta facilidad.
"¡Podras correr, pero no esconderte!". Este es
el resumen de este filme: una huida sin fin
Otra licencia tomada por Parker, aparte de la manera como modifica las pesadillas que Angel empieza a sufrir apenas acepta el encargo de hallar a Johnny Favorite, está en la angustiosa y enigmática presencia del ascensor cuyas puertas se abren esperando a un usuario que se demora en tomarlo. Y, detalle que da a pensar, es el de la lluvia que, en ese escenario de 1955, recuerda a RICK DECKARD rastreando algo por las empapadas calles de Los Ángeles. Hay cierto paralelismo entre BLADE RUNNER y El corazón de Angel, pues ambos protagonistas buscan a un replicante; el de Deckard es un elaborado androide que finge ser humano; Angel, a un humano que espera ser otra persona.
Donde acaso se resienta la cinta es cuando Angel acorrala a Krusemark (otro desastrado, pero agrario) y el acolito satánico empieza a hablar sobre lo ocurrido, girando gradualmente el espejo para que Angel se vea en su superficie topándose con la cara de Johnny Favorite. Ahí, Rourke pierde los papeles sin motivo claro, y acusa a Krusemark de ser adorador del Diablo pero sin que tenga información previa al respecto. En la novela, Hjorstberg va surtiendo de datos al detective privado, los principales merced a Epiphany; aquí, se obvia esta cuestión. Lo sabe. Y punto.
¡Mira que amigos se les ve!

Capaz de competir, quizás incluso de superar, a EL EXORCISTA (la gran GRAN película sobre el Diablo-entre-nosotros de WILLIAM FRIEDKIN), El corazón de Angel reposa toda su fuerza en la impresionante puesta en escena y sus ambientes, llenos de decadencia y sordidez, como reflejos palpables de otra realidad que nos cuesta asumir se encuentre a escasa distancia de nuestra cotidianeidad.
Vuestro Scriptor.