viernes, 8 de julio de 2011

DOOMSDAY – LA BUENA HIJA

Afiche de una película que se
revalorizará en próximos años, seguro.
De culto, ya es
Me comentaron que esta vibrante película de NEIL MARSHALL había sido un fracaso. No lo entendía. Lo tiene todo y situado cómo y dónde debe. Currada al máximo, posee tensión, acción, velocidad y destrozos. Y también algunas disonancias. Rinde honrosa pleitesía a 1997… RESCATE EN NUEVA YORK y EL GUERRERO DE LA CARRETERA, las referencias que aparecen prácticamente desde el primer momento. Más a la cinta de JOHN CARPENTER que a la de GEORGE MILLER (cuyos apellidos son además los de dos de los integrantes de la expedición al Glasgow caníbal).
Hasta la protagonista, RHONA MITRA, como EDEN SINCLAIR (¿fonéticamente, “Sinclair” por SNAKE?), acumula valores (aparte de su atractivo físico) para ser leyenda y situar Doomsday entre los grandes clásicos (menores) de los nuevos tiempos.
¿Entonces? Varias razones pueden explicar ‘el fracaso’. Una: quizás el momento no esté para héroes de esa laya. Mucho descreído corretea por ahí. Quizás a la crítica los sanos referentes que pueblan el filme les parecieron una estomagante falta de creatividad y atacaron (pero, tíos, es la crítica. Todo lo que no sea la tediosa CASABLANCA, no vale. Es el alquitrán en que se ahogan y donde aparecerán sus fósiles). Otra, y esta la he apreciado: la cinta no tiene épica.
Paisajes urbanos devastados de Glasgow. Ya estamos
en materia, y pronto empiezan los problemas
El guerrero de la carretera tiene épica desde el primer momento; 1997… Rescate en Nueva York va acumulándola conforme se desenrolla el celuloide. Doomsday posee momentos aparatosos, bien conseguidos, espectaculares escenas de acción y personajes sugerentes… pero no épica. Marshall no lo ha conseguido. La arañó, pero no supo darle ese aire de leyenda recordada a su película. Creo que porque estaba más interesado en hacer homenajes a…, que en cuidar la propia leyenda de su proyecto.
La bella (RHONA MITRA como
SINCLAIR) y el bestia (SOL -CRAIG
CONWAY-); el animal, justificándose
También se toma licencias que rebasan el límite, y las sitúa en un momento crítico, casi al final, hacia el big bang. La persecución por la carretera, aunque enérgica y bien llevada, roza (sino cae en) lo absurdo. Todo conductor sabe que un pequeño descuido al volante puede traducirse en siniestro total. Ahí, no sólo hay instantes de distracción: sino momentos casi de estar en coma, ¡y no pasa nada! No terminan en la cuneta, ¡siguen por el macadán disparados a la velocidad absurda!
Sinclair, mujer expeditiva, combativa, de pocas palabras y muchas acciones (o sea, el Héroe), tiene también el inconveniente de que su historia es explicada. Marshall quiere reconstruir la leyenda de SERPIENTE PLISSKEN, pero de éste sólo sabemos lo que LEE VAN CLEEF nos cuenta (por otra parte, BOB HOSKINS no es HAUK). Cómo Plissken quedó tuerto es algo sobre la que podemos teorizar cuanto queramos. Aporta glamour y misterio al personaje. Al momento en que Marshall relata cómo ella sufre la misma merma, junto a la historia del desgarro familiar, mató la mitología. Así pretende hacérnosla amiga desde el primer momento, pero los Héroes, para hacerse grandes, tienen que ser un enigmatic stranger. Vale, de MAD MAX vimos qué tragedia lo convirtió en el guerrero de la carretera. Pero ¿cuándo el V8 adquirió esos tanques de combustible? ¿Quién los puso? ¿Fue en pago por una misión, o…? Misterios, misterios. La imaginación puesta en ON para tratar de llenar los huecos.
...los hombres se comieron a los hombres... Para esto están
los secundarios: para incorporarse al menú
No obstante, Doomsday es un bofetón al costumbrista cine europeo entendido como mascaradas deprimentes monocromas de personajes del rellano de tu casa, testamento de intelectuales frígidos que detestan todo lo que sea divertido. Hay unas cuantas firmas (europeas) rebeldes por ahí que abrazan sin complejos los mitos americanos de su agrado y trabajan con comodidad en proyectos similares, no copiados, porque en sus grandes planicies pueden extender los brazos sin palpar al cotilla del quinto, como pasa en nuestro amado cine de revancha histórica y el de las brumas norteñas de neuras.
Y, mira, quizás por eso tampoco le gustó a la crítica.
MALCOLM MCDOWELL es el DR. KANE, un
tirano que ansía ver morir a la humanidad
Doomsday cuenta cómo un potente virus de vehementes secuelas y altamente letal, el SEGADOR (no le temas, nena), contagia Escocia, y el gobierno del Reino Unido aísla a la población detrás de un nuevo MURO DE ADRIANO. Librados a su suerte, en 2034 creen que allí sólo quedan despobladas ruinas.
Inglaterra está aislada del resto del mundo y Londres, en particular, es un hervidero de corrupción, hacinamiento y crimen (Marshall recurre a material de JUDGE DREDDDoomsday es muy 2000AD además- para hacer su fábula más grandiosa) y donde el virus reaparece. Las autoridades, regidas por un sutil e inflexible CANARIS (esto, por el nazi), interpretado por DAVID O´HARA, y que manipula al indeciso primer ministro como quiere, tienen pruebas de que en Glasgow hay supervivientes, y ordenan a BILL NELSON (Hoskins) una misión de rescate. Hay un hombre (mujer, en este caso) idóneo para la emergencia.
Las chicas son guerreras en esta peli; la de espaldas, es
la novia de Sol. Sincalir comete "el error" de apiolársela
Pero las cosas se complican y permiten a Sinclair y su grupo demostrar que están elegidos para la gloria (el ejemplo: NORTON –ADRIAN LESTER-) o a palmarla de la forma más estrepitosa posible. Su primer contacto con el “nuevo bárbaro” es el caníbal pasado de vueltas SOL (CRAIG CONWAY) y descubren que estos reinos escoceses de antropófagos están en guerra y sumidos en el salvajismo más visceral.
Las carreteras eran pesadillas interminables... El menda
ese crucificado da grima. Qué alivio cuando la diña
Marshall acaso acumula demasiadas dificultades para Sinclair, creando dos malos igual de poderosos y con carisma, secundados por huestes y edecanes a su vez con interés. Y tanto villano al que abatir en un corto plazo de tiempo podría causar estrago. Mucha violencia en pocos minutos de metraje. Pero, adviertes, alguien capaz de organizar todo esto es ambicioso y está plantando las semillas de una secuela aún más potente. Como consciente de que sólo tiene esta oportunidad, Marshall intenta delinear con la máxima precisión posible los elementos de la próxima entrega para liego ahorrar explicaciones. Sol murió (en la inefable persecución automovilística), pero queda el medievalizado DR. KANE (o MALCOLM MCDOWELL), al que Sinclair le debe un par de palizas malas y de verdad.
Un fotograma cargado de sigul: Sinclair contra el Estado.
Dentro, viaja el ambicioso y despiadado CANARIS.
Todo mal le parece bueno con tal de aferrarse al Poder
Doomsday, para funcionar, recurre a un tipo latente de exterminio que periódicamente nos visita: la plaga. Las guerras son devastadoras pero las epidemias matan más deprisa. El remedio, si lo hay, tarda en llegar. Para darle empaque, el director lo envuelve en sinuosas conspiraciones políticas que nos hacen ver qué víctimas somos en el orden de las cosas: no sólo nos mata la enfermedad, sino que, en base a inhumanos cálculos, el Estado puede aprovechar la situación para hacer “una purga”, quitar bultos, y entronizarse por siempre en el Poder como el salvador in extremis.
Pero, al caso, esto es pretexto para lo que de verdad le interesaba a Marshall: ¡dar caña! forjando una nueva leyenda que merece estar entre las grandes de décadas pasadas.
Vuestro Scriptor.