sábado, 21 de enero de 2012

GREEN LANTERN – LUJOSA TELEVISIÓN

Afiche foráneo promocional. De $, la
 peli rebosa. Lástima que para nada.
En la miniserie de ELSEWORLD RED SON, SUPERMAN demostró lo poco útiles que pueden llegar a ser los Green Lantern. Merced a un arma que depende de la fuerza de voluntad y la imaginación del usuario acaso tendría una espectacular entrada, pero ¿durante cuánto tiempo aguantaría? En algún momento, al usuario le fallaría la convicción, la concentración, la imaginación. Entonces, ¡adiós, Green Lantern! (Cosa que sucede en el tebeo mencionado, por cierto. EL HOMBRE DE ACERO les demuestra la contundencia que hay en el axioma que lo físico supera lo virtual, y a base de bien.)
Los tebeos se componen de un vasto y rico mosaico de figuras; un vistazo a cualquier tienda especializada lo pone de manifiesto. Pero algunos de estos iconos no parecen estar “a la altura”. Para mí, he aquí uno de ellos, un “mantenido” del cómic que, o lo agregas a un supergrupo o un personaje potente y/o carismático (THE FLASH), o te ‘ratea’ en ventas (aunque esto es relativo; como el guionista esté inspirado, puede legar una saga que contradiga absolutamente la especulación, y esto pasa con frecuencia.)
RYAN REYNOLDS como HAL JORDAN, tasando el legado
que le lega el anterior (y moribundo) Green Lantern
Se me antoja que, de entre la inmensa plétora de superhéroes que el espectador puede citar (me refiero al “ciudadano de a pie”, no a los freakies estilo SHELDON COOPER, capaces de memorizar en qué viñeta de no sé qué número de LOS 4 FANTÁSTICOS SUSAN RICHARDS STORM marca raja del culo, dato del que pareciera depender su vida), Green Lantern no aparece o, como mucho, deja una cierta duda. Por supuesto, la iconografía DC COMICS, casa matriz del personaje, le ha reservado puesto capital e importancia grave en su Universo, siendo HAL JORDAN especie de Reverso Tenebroso de BARRY ALLEN; pero, librado a sus recursos, y como este filme demuestra, es cuestionable la grandeza de Green Lantern. Tiene dificultades para acometer su tarea, salvar la Galaxia en un momento dado, empresa además matizada por el ego voluble del propietario del anillo, cuyo lema además parece el de los carteros norteamericanos.
El Cosmos está lleno de gente fea de cojones, pero con
buenas intenciones, como demuestra TOMAR-RE
Y si DC depositó ciertas esperanzas (del color del uniforme de Hal Jordan —el actor RYAN REYNOLDS—, por cierto) en esta cinta, las ha visto ampliamente defraudadas. La película de MARTIN CAMPBELL, pese a su impresionante despliegue de FX por computadora, no pasa de ser un costosísimo episodio piloto de teleserie “con posibles”. El filme no es ambicioso, rezuma tópicos que, encima, están mal desarrollados, y los personajes, al margen de que sean alienígenas, no provocan empatía. Vaya, que si viendo STAR WARS querrías ser LUKE SKYWALKER, viendo esta cinta jamás te ves de Green Lantern. Y menos todavía de Hal Jordan, representado como un vanidoso temerario tocapelotas que manda al paro a mogollón de personal.

El 'sargento instructor' SINESTRO (MARK STRONG)
apaliza a Jordan, para que comprenda qué 
significa llevar el uniforme Green Lantern 

Por su conducta, Jordan semeja una suerte de JOHNNY STORM, un tirao pa´lante que fabrica y vive conforme a sus propias normas, independientemente del daño que cause a otros. Y tampoco parece importarle demasiado qué secuela produce su conducta. Para hacérnoslo grato, sin embargo, le imponen un trauma emotivo, sustentado por la muerte de su padre, piloto de pruebas, como él, estrago que no obstante parece el de ROBERT HAYS en ATERRIZA COMO PUEDAS. Pero aquí no está LESLIE NIELSEN para fingir que le cura, o le importa algo su cuita.
Y, con esa instrucción, el nuevo Green Lanter puede gritar:
"¡Echarme lo que sea, que yo puedo con tooo!"
Las historias como la que desarrolla esta película, presuntamente de purificación  y  superación, se basan en la eterna lucha del Bien contra el Mal; es un clásico que funciona, ¿eh? Pues, ¿a qué cambiarlo? Pero esta fórmula tiene reglas. Por ejemplo: al héroe se le opone un villano que, al menos, es dos veces más poderoso que él. Si es JAMES BOND, lucha con BLOFFELD y la extensa organización SPECTRA (el IMA de los espías). Si es Green Lantern, qué menos que vérselas con DARKSEID. En este filme, ¿quién le hace sudar frío?
HÉCTOR HAMMOND (PETER SARSGAARD) planea cosa
que pondrán a prueba esa confianza de Green Lantern
(con ese tarro, hasta acierta las quinielas)
¿El extraño ente vermiforme antaño uno de los GUARDIANES DE OA, seducido por el Lado Oscuro (o amarillo, en este caso, color que afecta al poder de esta “nueva generación” de Green Lanters), con la misma entidad que una bacteria carnívora, o una ameba? ¿O acaso constituye una peligrosa amenaza el avieso macrocéfalo HECTOR HAMMOND —interpretado por PETER SARSGAARD—, que el “Reverso Tenebroso del Amarillo” encuentra ya abonado para manifestarse en él con supina virulencia, deformándole como prédica de que la corrupción del Mal no sólo pudre el alma, sino la carne también? Su enfrentamiento con Jordan/Green Lantern, con habitual damisela (CAROL FERRIS —BLAKE LIVELY—) en peligro de por medio, como aliciente caballeresco, carece de espectáculo o grandiosidad; resbala a través de cánones tópicos que permiten calcular cómo de ambicioso fue concebido este filme (reescrituras del guión aparte).
"Tranqui, nena, ahora me ventilo al cabeza ese", promete
Hal a su novia, CAROL FERRIS (BLAKE LIVELY)
Pero en tan costosa producción no todo iba a ser malo; hasta por estadística alguna cosa interesante debía contener, y en este caso, es la ambigüedad moral (y mortal) como se dibujan los Guardianes, alienígenas poco agraciados (según el canon doríforo), que, pese a su decidida apuesta por imponer la Ley, la Paz, volcándose en la Defensa de la Vida, ven un mal muy menor sacrificar nuestro mundo como eventual cortafuegos para ralentizar a PARALLAX y que el Green Lantern SINESTRO (MARK STRONG), que me recuerda a EL JEFE de HULK (aunque sin tanto tarro), otro que va de sobrao, gane tiempo para derrotar la amorfa amenaza cósmica siempre hambrienta de miedo. Los Guardianes así encarnan la hipócrita putrefacción de un cierto orden corrupto en origen, pero que se reviste de grandiosos principios morales para ocultarlo.
El Mal que corrompe merced al color amarillo. Por falta
de FX grandiosos no puede pecar esta película
Como curiosidad es irónico ver a TIM ROBBINS como el Senador Hammond, un papel en las antípodas de su ideología. No es una actuación, por otra parte, que le exija demasiado: plasma a un político codicioso y sin escrúpulos que siente más hijo suyo a Hal Jordan (compendio del arrojo físico y moral, imán sexual que atrae mujeres atractivas —y es que, físico es destino—) que a Héctor, sin duda inteligente y abnegado, aunque a sus ojos un pusilánime. Saberlo engendra en Héctor una emoción/carcoma que le ceba como villano para buscar carnicera retribución, destruyendo al favorito del progenitor. En su lucha tenemos, una vez más, la recreación de la rivalidad entre CAÍN y ABEL, por simplificarlo. Y este es otro clásico inmortal al que apelar sin empacho.
Vuestro Scriptor.