lunes, 28 de enero de 2013

THE DARK KNIGHT RISES — OIGA, ¿CUÁNDO SALE BATMAN?

A qué extremos llegan los publicitarios
Cuanto sé de BANE (TOM HARDY) lo leí en MITEFALL, un especial satírico escrito por ALAN GRANT y dibujado por KEVIN O´NEILL. Supongo que los NOLAN, JONATHAN y CHRISTOPHER, auxiliados por DAVID S. GOYER, se habrán ajustado bastante a lo que ironizaba Grant, aunque he tenido la impresión de estar viendo un “apócrifo” de LAS CRÓNICAS DE RIDDICK. Tal parecía este Bane de la respiración asmática a lo DARTH VADER. (Pero aún así sigue siendo enemigo mucho más encomiable y provisto de trasfondo que el de la sórdida parodia fetish filmada por JOEL SCHUMACHER.)

Conforme maduro, menos sano y espectacular estimo a Batman. No sé hasta qué punto ha teñido esta imagen negativa mi visionado del sombrío y metálico filme que concluye la trilogía que Christopher Nolan ha rodado. Los aspectos deletéreos del personaje han ido resaltándose según pasaba el metraje, donde aprecié que también este EL CABALLERO OSCURO, LA LEYENDA RENACE sigue tomando material de FRANK MILLER y otras sagas, como Batman, THE CULT, tan tenebrosamente ilustrado por BERNIE WRIGTHSON. En The Cult, Batman es secuestrado por EL DIÁCONO, un embaucador mesiánico, que cuenta con un ejército compuesto por homeless de Gotham City, y terminan apoderándose de la ciudad. ¿Os suena?

El triunvirato capital de Gothan City. El resto está de más
Esto es el cine, el parásito real; fagocita de afuera todo cuanto puede para darse importancia. Espero que algún día tenga la suficiente cantidad de decencia como para admitirlo. (Aunque lo dudo. Le sobra orgullo y vanagloria.)

Algo que he apreciado de esta trilogía es cómo presenta a la policía: no como un activo de la Ley que lucha contra el crimen, sino como una fuerza paramilitar que inunda las calles con apabullante despliegue de efectivos y armamento. Pareciera aplacar un eco avergonzado de las fuerzas del orden norteamericanas fruto de la secuela de impotencia que en ellas dejó el 11-S 2001, cuando no pudieron impedir los atentados.

Como el COMISARIO GORDON, así de triste
Piensan (trasluce aquí Nolan) que apareciendo feroces y en masa, armados hasta los dientes, abarrotando los sombríos escenarios propuestos (en estas cintas predominan los tonos oscuros y grises, los angostos cañones de cristal —opaco— y cemento, intrincados laberintos urbanos que buscan trasladar la idea de complejidad psicológica y rincones negros que cada cual posee en su espíritu o conducta) como proclamando: Adelante, turbantes locos, ¡intentadlo de nuevo! Fijaos qué manta de hostias vamos a daros esta vez. ¡Prometido!

Vale: perro que ladra no muerde. Y esto le pasa a la “policía de Nolan”, una suerte de modernos KEYSTONE KOPS, corriendo de un lado a otro sin objeto preciso y amontonando chatarra en espectaculares Cannonballs. El abundante despliegue sólo calma esa carencia de la policía, que se ve así justificada, útil, en tanto Batman, imagen (muy americana) del héroe solitario individualista supremo, neutraliza la Amenaza. (Cuando se trata de IRON MAN-TONY STARK, es narcisismo; si es BRUCE WAYNE-Batman: sacrificio. ¿Quién hizo esta medida?)

BRUCE WAYNE, billonario playboy purrioso, y FOX, inventor
Batman ausente en este filme, por cierto, porque el que sale supuestamente haciendo de Caballero Oscuro no dimana sensación de ser él. Es alguien (CHRISTIAN BALE) ataviado con bizarro disfraz que pone voz ronca para intimidar a SELINA KYLE (ANNE HATHAWAY), sometida también a las normas “dictadas” por Miller sobre ella en Batman: AÑO UNO. (Tampoco da mala imagen fetish del todo, aunque ¡la de horas que habrá practicado esta CATWOMAN para hacer esas acrobacias con tales tacones!)

JUDGE BATMAN imponiendo la ley en su BATMASTER
Nolan estaba claramente de adioses: ALFRED (diluido MICHAEL CAINE) ‘deserta’ de su papel de leal consejero y amigo de Bruce Wayne-Batman largándose a Venecia; el COMISARIO GORDON (GARY OLDMAN) pasa bastante del filme hospitalizado; lega protagonismo a BLAKE (JOSEPH GORDON-LEVITT), un ‘futuro’ ROBIN que después será rata voladora vengadora. Batman aparece apenas y siempre lastrado por una sombra de confusa culpabilidad, la que le hizo huir tras la muerte de HARVEY DENT-DOS CARAS (AARON ECKHART), comprendiendo que un vigilante no puede ser el rostro de la Ley, sino un representante autorizado de tal y por tal.

Un sedicente: ALFRED; dimite de todos sus valiosos cargos
Batman (entiendo yo) se caracteriza por una serie de talentos pugilísticos y acrobáticos que potencia merced a gadgets y un extenso conocimiento en química. A modo, Nolan fue obedeciendo esta norma en las películas anteriores. Esta vez, no.

De entrada presenta a Bruce Wayne (ese playboy billonario sin exuberantes féminas a su lado) ermitaño y caminando auxiliado por un bastón, como HOUSE; luego, el médico dictamina sobre su salud devastadoramente. Así, Nolan saca de escena a Batman, lisiándolo más que cuando Riddick, digo, Bane, le “quiebra” la espalda, esperando así hundir su moral, rompiéndolo por dentro y por fuera.

Batman no puede con su Reverso Tenebroso: el motivado BANE
El Batman que aquí “resurge” (de nuevo, un concepto de Miller) semeja un oscuro y avejentado trasunto de Tony Stark-Iron Man; su uniforme presume ser una sofisticada coraza cuyas carencias tecnológicas compensa con medios mecánicos avanzados (la moto tipo LAWMASTER de JUDGE DREDD; el planeador, tan feo como anguloso).

Aun el final está intuido cuando FOX (MORGAN FREEMAN) habla del problema con el piloto automático. Y aunque similares en finales, Stark traslada al espectador la idea de que Iron Man efectúa un sacrificio supremo cuando aleja el artefacto nuclear de Nueva York. WHEDON lo filma con épica. Nolan, no. En su presunto final para Batman, imita al vengador dorado, sí. Pero no consigue enaltecer su gesto. Es algo que veías venir.

TALIA y BLAKE de limosneo por la sitiada Gotham City
MARION COTILLARD, la TALIA, hija “secreta” de RASH-AL-GHUL, estaba también presentida cuando manifiesta su exacerbado interés por una energía limpia, el sigul superecológico de la familia. Ayuda, empero, a engrosar y aportar suspense a la trama, en la que se ha buscado dar tanto de película con considerable trasfondo-y-psicología (para contentar al crítico sibarita predispuesto contra estos espectáculos de entrada y por sistema) como de circo máximo para el amplio público.
Una imagen interesante: Batman por encima de la Ley

La película ha intentado explorar miedos personales y colectivos, aspecto que debe como mérito destacarse. Pero no es un filme de Batman, sino de un “afortunado” émulo cansado de la negra capa de bordes aserrados, y su duración no ayuda, por cierto, a hablar favorablemente de él.

Filme que, descubrí, pese a su elegante factura e impecables intenciones, mejoró aún más mi opinión sobre GHOST RIDER-SPIRIT OF VENGEANCE, tan cargada, como está, de deméritos y deficiencias. Palabra.

Vuestro Scriptor.