domingo, 22 de septiembre de 2013

KILLRAVEN (MARVEL KNIGHTS) — DESCONEXIÓN CÓSMICA

Cubierta del one shot donde destacan
los elementos claves del relato gráfico
Traigo al recuerdo del lector esta obra bienintencionada, meliflua e insustancial, escrita por JOE LINSNER (y cuanta idea aportara EVA HOPKINS, dibujante) donde lo más destacable de ella es que, sin serlo completamente, es obra-puente entre la saga de Década 70 que desarrollaba sui géneris LA GUERRA DE LOS MUNDOS de H.G.WELLS, y el valiente y abarrotado intento de ALAN DAVIS y MARK FARMER de relanzar la licencia en 2002.
(La previa adaptación-expansión es uno de los innumerables capítulos de marvelización que para MARVEL efectuó ROY THOMAS, escritor de fantástico incapaz de fabular por sí nada. Algún día, un valiente deberá hacerle ver esto a este señor. Vale que realizara buenas adaptaciones de los cuentos de ROBERT E. HOWARD sobre CONAN. Pero cuando “pilotaba” series “propias” —HULK, SPIDER-MAN—, no las sacaba adelante sin meter referencias a obras clásicas a tutiplén.)
Nuestro héroe, JONATHAN RAVEN,
alias KILLRAVEN, tras brujulear por
las ruinas, encuentra esto. Y ¿qué es?
Original-original, la “revisión” Linsner-Hopkins poco es; se limita a ser exploración del contraste de caracteres y sociedades, suerte de choque, hasta generacional, entre lo poético y lo pragmático. Aun así, contiene flecos significativos.
Mas, para situar a los neófitos, destacaré del protagonista, Killraven (víctima de unos guionistas poco inspirados —Linsner, uno más—), que es símil de ESPARTACO. Sólo que la arena donde morituri te salutem la dirigen marcianos que, en 2001, invadieron nuestro maltratado mundo. Este detalle posee considerable importancia.
Killraven sale “con las tripas llenas de odio hacia el invasor” a la carretera, una vez escapa de la quinta donde lo adiestraron para la matanza, y se reúne con sujetos en su misma condición de fugitivos-en-rebeldía. Transitan un planeta (bueno, Norteamérica) conquistado por los marcianos, que lo han recreado como una pesadilla feudal estilo LA ISLA DEL DR. MOREAU. Killraven y CÍA. se enfrentaban a estas injurias de formas aun estrambóticas, infligiendo a los conquistadores algún inconveniente ocasional, más que clamorosas derrotas, que es lo que el pelirrojo bandolero desea, pero nunca llega a efectuar. Todo son aspavientos, bravatas.
ALICE sale del criosueño pensando que
el mundo estaría arreglado. Pero...
En Marvel pensaron que Killraven (y troupe) podía ser una especie de GRAN EMANCIPADOR que, en plan A-TEAM, rescatara damiselas de dragones mutados, retratando el paisaje “social” fruto del devastador cataclismo invasor... ‘eco’ de las convulsiones sociohistóricas que vivían entonces los autores. Esta económica fuerza de combate, con confuso programa de acción, y ningún plan que condujese a la victoria, brujuleaba por ahí ignorando que Marvel nunca pretendió hacerles vencedores, como demuestra la injustificadamente glorificada saga escrita por DON MCGREGOR, con P. CRAIG RUSSELL al dibujo.
Transformaron la serie del hosco gladiador “futurista”. Pasó de ser un modelo gráfico de RAMBO (el de PRIMERA SANGRE, la novela de DAVID MORRELL, de 1972), con su pinta de masoca fetish, a símil de BRAVEHEART lírico. McGregor apiló en las planchas cantidad exorbitante de texto que, sin embargo, no tenía más propósito que el deleite del autor por su arte. Antes, era ¡caña! y ¡tralla!, con guiones más afortunados y orientados hacia lo que se esperaba de Killraven. Con McGregor… Ni la ODISEA tiene más poesía.
El contacto con los ideales pacifistas de
Alice hacen brotar alas al duro Killraven.
De haber contacto carnal, ¿qué habría
pasado...?
Aquél Killraven adolecía de un punto de vista cargado de cinismo europeo (por poner, el de GARTH ENNIS) y, sobre todo, de meta. Prometía: “¡Llevaré la guerra a Marte! (tras liberar la Tierra), pero nasty de plasty, tío. Aquí seguía, con las aventuras estilo EL HOMBRE DEL RIFLE o EL COCHE FANTÁSTICO: Killraven, pese a sus soflamas, jamás reunió un ejército. Nunca contactó con la resistencia, de haberla, para iniciar un contraataque prometedor. Y McGregor agotó nuestra paciencia con sus recreaciones de LA FUGA DE LOGAN y densos (y aburridos) cartuchos de textos bucólicos.
Linsner, en este one shot, sigue esa estela (con menos verborrea). Quizás porque sentía que debía pontificar en esa dirección, hacer mayor la conexión entre sagas. También orea cuán destructivo/feroz es Killraven, que está más por practicar la ovnitología que la guerra, no obstante. Así, batallando en plan comando contra los marcianos por la asolada Gran Manzana, encuentra una retroincreíble instalación criogénica donde hibernan unos fumaos, prófugos de Woodstock, que esperaban despertar en 2001. Confiaban fuese pura Era de Acuario dominada por el Flower Power. Aceptaron hacer este “sacrificio” (dormir laaargos años) como protesta (al loro, ¡esta es buena!) contra el belicismo de la ADMINISTRACIÓN NIXON. ´Nuff said.
Contrastes artísticos. Todo arranca aquí,
en la enésima marvelización de ROY
THOMAS de algún famoso clásico
 
De esta colosal ocurrencia hippie sólo sobrevive ALICE (que no atravesó el espejo, ni despertó en ningún país de las maravillas, sino de puras pesadillas). Y se entumece de horror al comprobar que el futuro es infinitamente peor que la beligerancia Nixon contra Vietnam. Y este choque cultural es el que intenta explorar Linsner para beneficio Marvel, confrontando el áspero carácter de Killraven, existencialista e individualista, con el buenista y pamplinas de Alice.
Bien: destaqué que Killraven es “secuela” de La guerra de los mundos, mas Alice considera aquél ataque de finales del siglo XIX invención de Wells, no evento real. Señalado esto, Linsner se queda tan pancho. Veamos: ¿es creíble que si Marte hubiera asaltado la Tierra en 1898, eso no hubiera dejado huella indeleble en nuestra Historia? ¿No habría museos, monumentos, dedicados al suceso; se estudiaría la debacle, sería diferente la Sociedad, se disfrutarían los impresionantes avances tecnológicos legados por los marcianos, tras su derrota?
La visión de CRAIG RUSSELL del
personaje: Ay, marcianos malos, que
me vais a hacer una pupita...
Linsner (buen discípulo de la falta de coherencia que asiste a las colecciones Marvel) no lo valora, estima, desarrolla, esboza, insinúa. En virtud al “pensamientos Linsner”, declarar que la Segunda Guerra Mundial fue una ficción que SVEN HASSEL escribió para competir con DOC SAVAGE puede ser una afirmación absolutamente respetable.
Esta obra no tiene más entidad que la de ser una curiosidad caprichosa, eslabón entre sagas editadas. Y tenerla por completar colecciones. Su meollo reposa en la fricción de personalidades antagónicas de sus protagonistas, afincados en una azotea una noche de Beltaine, y en la cual Killraven adopta posturitas bélicas y lanza fanfarronadas. Pero asume una condición tipo PEQUEÑO BUDA para transmitir su “revelación mesiánica” a un mundo barrenado por virulentos invasores y que, si quiere salvarse, necesita más a JOHN WAYNE que a iluminados beatíficos como él.
Y la viril, ruda y masiva imagen de
ALAN DAVIS, que supo estar a la altura
Vuestro Scriptor.

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