martes, 11 de marzo de 2014

SÓLO UN PEREGRINO — EL APOCALIPSIS APÓCRIFO DE BILLY SHEPPARD

Portada del nº 1 (de 5). Dibujada por
MARK TEXEIRA. EL PEREGRINO:
pocas tonterías con este hombre
GARTH ENNIS rara vez defrauda. De un modo u otro, bajo su férula logra girar la tuerca de la situación que, por tópica que sea, se vuelve bruscamente inédita, o lo suficiente de nueva como para orillar lo original. Los grandes hacen eso, pues son conscientes de que nada virgen queda por contar (pues sólo existe una auténtica trama: el viaje), y se esmeran en narrar, pues, algo en lo logren sentirse cómodos.

Esto se nota en el especial deleite que el lector experimenta tras terminar la historia. En efecto: descubre siete mil influencias que, a su vez, son eco de otro relato, más o menos conocido. Pero el autor las encajó de tal forma que generaron algo quasigenuino. Al tiempo, la existencia de las referencias ayudan al lector: lo sitúan. Pisa terreno familiar.

Y en Sólo un Peregrino Ennis muestra qué intensa satisfacción le produce la fábula. La desenvuelve con soltura ante nosotros, esperando la paladeemos. Ennis es autor que siente ‘predilección’ por los arquetipos de fuerte carácter. El arquetipo tiene el ‘defecto’ de ser un ente unidimensional impulsado por estereotipos.

El peatón del fondo del océano Atlántico, desecado tras el
fuego; sólo tiene un amigo, y le basta. Estando Dios con él,
¿a quién va a temer?
Muchos westerns previos al spaguetti western los protagonizan figuras arquetípicas que, como robots, obedecían criterios sociales tradicionales impostados al héroe: noble, generoso, con envidiable sentido de la justicia y la mesura, de la fuerza y la violencia. Convencido heteroX casto, se reservaba para la no menos virginal novia, otro modelo cultural de pureza y de lo que esperaban de las jovencitas casaderas.

El PEREGRINO que Ennis “dibuja” (aunque su torva faz nos la muestre nuestro CARLOS EZQUERRA) es sujeto de una pieza. Sin grises. Todo es (y debe ser) blanco o negro para él, y tal tratamiento aguarda recibir. (Tal vez porque si demuestran compasión por él, se desconcertaría; se tambalearía, y acaso, descubriría su vacío interior, y todo su Universo colapsaría. ¿Qué sería de él, entonces?) Resume un puñado de estereotipos de Supervivientes del Máximo Estrago que las últimas décadas hemos “conocido” para nuestro solaz.

Siempre habrá gente desvalida, como el
grupo en que viajan los SHEPPARD.
Atención al joven BILLY; a la postre,
será un revulsivo para la conciencia del
inflexible Peregrino
Pero Ennis lo dota de pequeños matices que lo hacen, si no único, sí diferente. Llamativo. Tuve la suerte de leer, consecutivamente, Sólo un Peregrino y XENOZOIC TALES (o CADILLACS Y DINOSAURIOS). La grieta entre ambas obras es enorme, y permite valorar los estándares culturales de cada autor y cómo influyó el ambiente en ellos y su trabajo.

MARK SCHULTZ, que va exhibiendo un creciente dominio del dibujo en cada número de Xenozoic Tales, procede de un ámbito estadounidense caracterizado por ciertos tópicos culturales que su cine, potente maquinaria de su Propaganda, muestra con recurrente insistencia (derecho que poseen; para eso lo financian). Expone en el protagonista, JACK TENREC, un conjunto de esas “herencias made in USA” originadas en sus mejores convicciones.

A modo, Tenrec es un antihéroe. Otro individualista (la gran querencia americana) que va ligeramente contracorriente de lo establecido por un Poder moteado de corrupción. Como todo buen cowboy, Tenrec ama la Naturaleza. Es un paladín de DANU, esquiva cuanto puede su papel de héroe solar.

La posesión más valiosa de Billy es su
diario; nos aproximará a la imagen del
Peregrino desde el aspecto de un icono
incorruptible, una leyenda necesaria a
esa edad temprana
Pero aguarda que emerja del Máximo Estrago una fuerte, enmendada y norteamericana Sociedad. Lo cree posible. Es el MENSAJERO DEL FUTURO entre dinos.

Schultz esboza los rudimentos de un convencimiento nativo que a los cínicos europeos nos parece ingenuo.

El unidimensional Peregrino de Ennis no espera nada. Ni la resurrección. Su alma es un abismo sombrío para la que lo únicamente importante es llegar vivo a mañana y contarlo, el día-a-día sin más objeto que cumplir la (misteriosa) voluntad de Dios.

Ennis así empieza a desdoblar al Peregrino. Lo emplea para cuestionar, bromeando un poco, a los fanáticos religiosos, a los que descubre como almas perdidas, necesitadas de una poderosa áncora externa, pues nacieron anímicos de ánima. El Señor parece buen combustible y refugio.

Merece nuestra atención la labor del
español CARLOS EZQUERRA, que
aquí plasma otro personaje indomable
Schulzt no puede incrustar ese cinismo europeo a Tenrec, otro sheriff que combate una dominante Corporación Contaminante malvada, y que es incapaz de cometer el acto de brutalidad excepcional necesario para ganar, cosa que si dudar haría el Peregrino.

Acaba siendo Tenrec, personaje lleno de facetas y cualidades, el unidimensional, el acartonado. El Peregrino, de entrada plano, sólido, monolítico, empero guarda muchos terribles secretos que, parafraseando algo bíblico, lo semejan a un metal fundido en un crisol de penalidades y cuyas impurezas emiten reflejos varios a la espada que es ahora.

El Peregrino es hombre de pensamiento/acción. Y en un mundo donde el Máximo Estrago lo originó El Fuego (el Sol se expandió desmesuradamente y abrasó la Tierra —anticipo de la catástrofe-clímax de SEÑALES DEL FUTURO—), la vacilación equivale a extinción. Exige un temple anímico especial del que Tenrec carece. Pese a sus brujuleos, Tenrec tiene un hogar que lo impregna de valores, positivos o no.

CASTENADO, el terror de los fondos
oceánicos, se enfrenta, al fin, al terror
de los bucaneros de los fondos marinos
El Peregrino recorre el fondo del desecado océano Atlántico ejecutando, implacable, la (Misteriosa) Obra del Señor. Esta vez, terminar con la banda de salvajes bucaneros del atroz monstruo lisiado CASTENADO, mofa sádica del CAPITÁN GARFIO de PETER PAN (que, quizás, sea trasuntado por BILLY SHEPPARD, chaval de diez años y medio deslumbrado por el expeditivo carácter del Peregrino.)

Ennis no expresa abierta duda, o crítica, por Dios, sus Misterios y Designios, o la Biblia en concreto. Permite lo decidamos. El de Belfast creció en un ambiente dominado por la irracional violencia terrorista y fue testigo de las facetas más negras del Hombre. Schultz, no. Por eso sus personajes son tan radicalmente antagónicos.

La marca del Peregrino: la extinción
cierta del pecador
Tenrec aún cree en Dios. Ennis, no. O Lo cuestiona. Pregunta: Por qué señor, todo este dolor e injusticia. ¿De veras consuelas y amparas? Afirman que eres Bueno-Bondadoso-y-Omnipresente. ¿Por qué consientes toda esta maldad? Y, como el Peregrino constata, la respuesta del Altísimo es una intolerante (y Misteriosa) orden: No cuestiones. Cree. Después, todo será revelado. Una eternidad de placer vale el sacrificio de una pequeña vida de dolor. (Pero, ¡qué larga se hace esa existencia, bajo esas condiciones!)

No. No necesitamos este Dios. Y es lo que Billy termina enseñándole al Peregrino, una revelación que puede amenazar la firme integridad de sus radicales convicciones…

Vuestro Scriptor.

Adjunto: