viernes, 11 de julio de 2014

ROBOCOP (2014) — EL CIBERCULEBRÓN DEL MUÑECO DE MICHELÍN CULTURISTA

¿Robo-remake? Pero ¡si creía que era
POLICÍAS DE NUEVA YORK, con todo
ese rollo de maderos corruptos!
The end y FRED DEKKER y FRANK MILLER se levantan. Empiezan a aplaudir. Hasta: romperse las manos. ¡JOSÉ PADILHA ha convertido la pésima RoboCop 3 en buena! ¡Bravo, BRAVO! Están salvados. Pueden morir tranquilos. ¡Saben que, en alguna parte, habrá alguien todavía dispuesto a reivindicar su secuela!

E imagino a PAUL VERHOEVEN esgrimiendo una victoriosa mueca sardónica al comprobar que su filme, aquejado de limitaciones económicas y primitiva CGI, pero que abarcó aspectos sociales, morales, aun religiosos, sobresale, como el Monte Olimpo marciano, ante el RoboRemake (rehúso llamarlo RoboCop), un taburete en contraste.

¡Qué desastrosa “revisión” del emblemático mito cibernético! ¿Qué está pasándole al cine? “Repasan” algo que funciona estupendamente, so pretexto de lo que sea, ¡y la cagan de forma estrepitosa!

SAMUEL L. JACKSON, competente actor, interpreta a un
antipático telepredicador de la robótica que, más o menos,
avisa: No tenéis idea de la que os espera, muchachos...
RoboRemake sigue la línea del reciente MAN OF STEEL, donde todo es también oscuro y siniestro, torcido de mala manera a la izquierda, en presunta búsqueda de no sé qué efectismo, por mor de atender ignoro qué criterios que frisan el más patético infantilismo, “principios” basados en que la fuerza, el exhibicionismo, el sadismo y la hiperviolencia son todo argumento y suplen actuaciones.

Padilha debería cargar con todo el muerto de este mayúsculo desacierto, pero intuyo que, al hombre, los productores le “han metido mano”, como a DANNY CANNON (o tantos otros) con JUDGE DREDD. Y alguien debe responsabilizarse de los numerosos despropósitos, e incongruencias, que anublan RoboRemake. Le ha tocado.

Todo va de que la empresa no puede colocar estos robots de
combate en una Norteamérica presuntamente estragada por
la delincuencia y el terrorismo... ausente por todos lados
Revisión que, de ningún modo, puede eludir la comparación con la magistral obra de Vehoeven. No obstante, he intentado contemplar RoboRemake con objetiva óptica de filme independiente. Antes, no existió RoboCop. Esta película es la primera del personaje. Resultado: ¡un aparatoso videojuego deshuesado!

Inevitable efectuar contrastes, entonces. Proporcionan materia de disertación. Porque RoboRemake/videojuego va corto de todo, menos de estomagantes ínfulas de ser hard science fiction sin otro objeto que consumir metraje y mostrar desagradables fotos de personas mutiladas. Mientras RoboCop, magnificada por la BSO de BASIL POLEDOURIS, era ambiciosa en todo sentido, RoboRemake es un vasto compendio de agotadoras naderías que reducen sus posibilidades de épica a nada. Y mala BSO. Terminada la reseña. ¡Pongámonos al fresco!

Este grupo, comandado por MICHAEL KEATON, tiene un
plan, y por sus muertos, que lo culminarán: cargarse un
poderoso clásico del cine y la ciencia ficción
Pueden pretextar que no iban a hacer un RoboRemake que siguiese/copiase las pautas del filme del director holandés. En efecto. Pero tampoco lo que han acabado rodando, frío, siniestro, innecesariamente desagradable, con actuaciones refractarias que eluden toda empatía.

¿Quién es el malo de RoboRemake? A ver, singularicemos un villano, como ocurría en RoboCop. Teníamos a DICK JONES (RONNY COX) como ambicioso y astuto cerebro de OCP, y a su ejecutor callejero, CLARENCE BODDICKER (KURTWOOD SMITH). Tipos sin entrañas, ¡y lo demostraban! Aquí, ¿quién es el malo? ¿El traficante de armas que protagoniza el shooting game que se supone debe superar la secuencia donde RoboCop captura a Boddicker?

GARY OLDMAN ante su MONSTRUO DE
FRANKENSTEIN particular. Pero sigue actuando como
el COMISARIO GORDON de
BATMAN, vaya que sí
Porque eso es un shooting game, con las armas de este gélido e impersonal MURPHY/RoboRemake (JOEL KINNAMAN) en POV, segando vidas a balazos. Verhoeven no precisó darle ese “punto de vista” a la escena para obtener un apasionante espectáculo.

¿El villano es RAYMOND SELLARS (MICHAEL KEATON), presunto nuevo Dick Jones? Buena parte del metraje parece un empresario “moderno” (nada de maqueado de ARMANI o BOSS), preocupado por la dudosa calidad de un producto que su empresa pretende comercializar. Mas, hacia el final, desarrolla forzados instintos criminales que no encajan con su actuación previa.

En nuevo MURPHY-ROBOREMAKE tiene una confesión
que hacerle a la parienta: Nena, me he pasado al
fetish; me
ponen como una moto el látex y la goma, ¡ya lo ves!
¿Es el malo DENNET NORTON (GARY OLDMAN), artífice de un “RoboCop” cuan traje culturista de MICHELÍN? ¿Porque juega ambiguamente tanto con los sentimientos (y el cerebro) de RoboRemake, como se vende a Sellars por obtener financiación?

¿Es el malo ese mercenario antipático que disfruta vejando a RoboRemake? ¿Por qué viste ese exoesqueleto, ya que estamos, si no le rinde el beneficio del que atornillan a MAX DA COSTA (MATT DAMON) en ELYSIUM? ¿Pensaba brearse a hostias con RoboRemake? Tal insinuaba. Al final: bullshit.

El enano tío borde; ¡pégale una buena hostia y líbranos de
él, Michelín culturista! Pues, no. Ni para eso vale
Y este “Murphy”. No transmite. Ni emociona. Menos convence. PETER WELLER (más sonrisas irónicas) efectuó un trabajo soberbio. Supo inyectar una dosis brutal de simpatía, compasión y solidaridad tanto con su Murphy como con su RoboCop. Este “Murphy” parece un pez muerto. Logra caerte mal. La añagaza de mostrar su doliente familia no consigue el efecto de pérdida obtenido en RoboCop. Sólo atora la trama. La hace televisiva.

Ese inexpresivo “Murphy” es otro ejemplo de la baja calidad (nula, penosa) de RoboRemake. Bordea la calificación de telefilme de sobremesa con gran presupuesto, siendo generoso. Actuaciones: al nivel; trama: parecida; resultado: deleznable.

¡Hostias! ¿Qué hago aquí? ¿Pasa de verdad, o ando
flipado otra vez? El neopreno me confunde...
Y cómo se extraña a ANN LEWIS (NANCY ALLEN), contrapunto y áncora de Murphy, una vez “despierta” en la intrincada red de fríos microchips que es ahora, como RoboCop.

Han arrancado toda el alma y contenido a lo que pretendía ser otra distópica parábola del inminente futuro, absolutamente conseguida en RoboCop, de cuya proyección salías exaltado. Aquí, enojado. El inquietante mensaje social presente en RoboCop aquí lo reemplaza un vago bosquejo de que Norteamérica anulará, mediante el despliegue de robots imperialistas fuertemente armados, los derechos y libertades de otras naciones, extremista secuela defensiva del 11-S 2001.

Al loro: JUDGE DREDD patrulla esta noche. Imagen chula,
lo reconozco; buen cebo. Pero ¿a la altura del acabado final?
El histérico patriota televisivo que encarna SAMUEL L. JACKSON (un telepredicador inflamado de la robótica) enerva las meninges de sus telespectadores afirmando que Estados Unidos se hunde en una tormenta de miedo, un vendaval de violencia; sus calles son pesadillas interminables. Pero, luego, en las grises avenidas de ese Detroit “futurista”, la sensación de peligro… falta.

Hay trapicheos y violencias, encajadas sólo para lucimiento de RoboRemake. RoboCop se estrena efectuando detenciones con alto contenido de agresividad. ¿Y RoboRemake?

Te extrañamos, Murphy-RoboCop. Sé que las leyendas nunca
mueren, pero yacerías en tu tumba feliz, sabiendo que eres
un mito imbatible
Brinca para atrapar a un barbudo incrustado entre la multitud. Vale: para ver cyborgs saltarines, leo ALITA. Y este es el total resumen de RoboRemake: saltos y planos de visión expandida con gráficos de videojuego. RoboCop no necesitaba tanta paranoia computarizada para hacer un excelente trabajo. Su espartano software era más eficaz que el moderno, encima.

¡Cómo os hemos tomado el pelo esta vez, chavales! Es la
nueva era de los remakes vacíos de contenido y buenas
interpretaciones. ¡Agarraos los machos, machos!
Han vendido, únicamente, un aparatoso artilugio desangelado. Humo caliente, oropel. Sería lamentable que considerasen RoboRemake mejor que RoboCop (que de todo hay, ya sabéis), aun a su altura (una ofensa). Significaría que el fin está cerca…

Vuestro Scriptor.

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