jueves, 27 de noviembre de 2014

300 — POR ZACK SNYDER

Afiche foráneo. A vueltas con la gloria.
Filme intenso, épico, que aprovecha al
máximo los recursos computarizados
Si FRANK MILLER se tomó ‘licencias creativas’ para delinear su reconstrucción gráfica del suceso histórico de la Batalla de las Termópilas, Zack Snyder, y guionistas asociados, amplían la brecha con lo dibujado y lo histórico asignando mayor papel protagónico a GORGO (LENA HEADEY), reina y esposa del combativo LEÓNIDAS (GERARD BUTLER), intrincándola en una conspiración que pretendía allanar el camino de JERJES (RODRIGO SANTORO) en su aspiración de conquistar Grecia como previo trámite rumbo al corazón de Europa.

Snyder sirve un plato fuerte de escenas de acción en las que juega con el escorzo y la violencia, dotándola de atributos maravillosos que cautivan la mirada. Hace la violencia agradable. Aceptable recurso, muy válido, para dirimir cuestiones, no consecuencia de una determinada situación que ha degenerado en una efusión de sangre y muerte.

Es evidente que, cuando narras un episodio histórico tan bizarro como el de las Puertas Calientes, en una época donde el esfuerzo muscular empleaba herramientas carniceras para garantizar tanto tu supervivencia como la victoria de tu bando, no puedes andarte con remilgos.

Un joven LEÓNIDAS recordará este episodio de su prueba
de madurez para contener al lobo persa
Antaño, las batallas filmadas (EL LEÓN DE ESPARTA) carecían de esta “garra” de sangre y mutilaciones. Por tanto, quedaban insinceras.

Se apelaba, para justificar esto, a algún código de censura, al que esto podía inspirar a cometer actos violentos, corromper la tierna edad de la inocencia juvenil. Como si el Hombre necesitase pretextos para desatar la ferocidad de su corazón.

Ocurre que, al prohibir, o moderar hipócritamente, la agresividad visual (cine, cómic), la idea que se transmite es que la violencia no tiene efectivas consecuencias traumáticas posteriores. Puedes ir por la vida tranquilo, sabiendo que, llegado el caso, un estallido de violencia permanecería en lo visto en algún telefilme. Tanto la caja tonta encajona nuestra percepción de la realidad.

Adiós. Al estilo espartano. Un fallo histórico: las espartanas
llevaban minifalda. Pero lo que cuenta es la guerra a narrar
La verdad llega entonces, impactando con toda crudeza, sin adornos. Las balas causan considerable estrago; las bombas despedazan el cuerpo de modo jamás visto en la TV; el napalm lleva su Fuego Infernal hasta el mismo tuétano. Generaciones de chavales, convencidos de que un balazo duele lo justo (¿cuánto es eso?), y que un bombazo sólo rasga la ropa, no te desmiembra, veían aterrados qué efecto la guerra real tiene en la carne. Cómo se rompe, sufriendo tremendo trauma y terror. Dolor inimaginable.

En el angosto paso, una defensa así de férrea logra frenar
la feroz acometida de las legiones persas
Snyder ahora va al otro extremo. Convierte lanzazos y amputaciones en algo hermoso. No resultado de la batalla que se desarrolla con las armas de aquella remota época. Actores culturistas casi en cueros corren por el escenario empalando al enemigo, mutilándolo o decapitándolo, rugiendo una risotada salvaje que tiene poco que ver con la liberación de adrenalina debida al estrés de la situación. Es sadismo. La recreación de lo oscuro de cada cual en todo tajo dado.

Y glorificado por el elocuente (y poco lacónico, rasgo característico de la naturaleza espartana) alegato bélico de DILIOS (DAVID WENHAM), que ensalza tantas cualidades del combate como puede. Consecuente discurso, empero, con una Sociedad belicista que entregaba todos sus hijos a una rígida disciplina marcial que devoraba toda otra aspiración, intelectual o moral, creativa, del sujeto.

Fuerzas que no sólo apelan a su empuje muscular para
vencer. Pero los espartanos superan esta dura acometida
Llama sin embargo la atención el contexto histórico que origina la batalla. Sin parar nos dicen que luchan por la libertad, la justicia, la razón. Que Jerjes pretende convertir toda Grecia en vasallos/esclavos suyos. Noble empeño el mostrado por espartanos y arcadios aliados de oponerse a la tiranía y el yugo persas.

Pero ¿no debían, primero, haber liberado a sus propios esclavos? Estaban sacrificando sus vidas por la consolidación de unos ideales muy elevados (quizás los más altos que podamos concebir), mas luego no los imponían en sus polis. ¿No empieza la decencia por uno mismo?

Devuelven la atención de la lluvia de flechas con combates
cuerpo a cuerpo que SNYDER hace hasta elegantes
Veo bastante disonantes las escenas de retaguardia que atañen a Gorgo. En especial, su poco convincente y forzado parlamento en el ágora lacedemonia. (Al parecer, desde BRAVEHEART, debe haber una secuencia similar, de llamamiento patriótico, en toda película de corte “histórico” que se respete.) Adviertes qué pillado por malos pespuntes está todo eso. De escaso contexto. Bulto como la giba del deforme EFIALTES (ANDREW TIERNAN).

Hum... La ambigüedad de esas expresiones... la postura...
Miller entregó el proyecto limpio. Cada página, el pulcro storyboard que Snyder podía seguir fielmente. Pero, quizás por un afán excepcional de espectáculo (está el público tan impregnado de Play Station, tan necesitado del exceso Exceso EXCESO, sin reparar en su ilógica), o de propia notoriedad, que desarrolla secuencias inexistentes en la novela gráfica, bastante al remedo de GLADIATOR y EL SEÑOR DE LOS ANILLOS.

No creo, sin embargo, que esto deba suscitar encendida protesta. ALAN MOORE tiene más sobrados argumentos de indignación tras ver qué masacre sufrió su LIGA DE LOS EXTRAORDINARIOS CABALLEROS, otro documento listo para plasmar tal cual y que se desbordó, poco agradablemente, en pos del espectáculo paralizante.

El rugido postrero del león de Esparta. Otro fallo histórico:
Leónidas ya había caído cuando se produce esta escena.
Pero queda bastante chula la secuencia
En todo caso, Snyder ha cumplido. Está incrustándose, por méritos propios, entre la lista de nuevos realizadores ‘con posibles’ para magnos proyectos. Veremos si termina cumpliendo la predicción.

Vuestro Scriptor.

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