lunes, 30 de mayo de 2011

EL FUGITIVO – RAGE AGAINTS THE MACHINE

Portada española de la novela, pintura
de GEEST/HOVERSTAD. Es adecuada
BEN RICHARDS (¿acaso por el Ben GRIMM y el REDD Richards, de LOS 4 FANTÁSTICOS? Capaz; STEPHEN KING -¡aclamad al escritor!- tiene esos fondos) es un inadaptado. Golpeó al del sindicato; mandó al carajo al jefe diciéndole dónde meterse los inútiles trajes antirradiación con que limpiaba los motores de la GENERAL ATOMICS; es un pendenciero; un antisocial; no sigue las normas y hocica cuando toca; es un peligro público: ¡lee libros! Richards sólo tiene como meta en la vida ofrecerles a su esposa, SHEYLA, y a su hijita, CATHY, un hogar decente.
Es 2025 y Norteamérica, al menos su Costa Este y parte del Medio Oeste, es una nube tóxica donde la gente muere asfixiada los días de calor por enfisemas pulmonares. La LIBRE-VISIÓN (concepto digno del INGSOC del 1984 de GEORGE ORWELL), que, pese a su nombre, sin embargo tiene encadenada a la población ante la pantalla, les impide pensar estragándolos con consignas gubernamentales, y bombardea sus sesos con novedosas variaciones de los juegos gladiatorios romanos; el principal, el de máxima audiencia, es El Fugitivo, donde un concursante se enfrenta a toda una nación de chivatos y las armas de los asesinos legalizados conocidos como LOS CAZADORES de EVAN MCCONNE.
STEPHEN KING (¡aclamad al maestro!)
en posturita depre pero haciéndose el
interesante
Y Richards participa en él para que la gente no piense en por qué la calidad de su aire es tan pobre, sus aguas son insalubres, olvide que el paro es, para la moral de la población, un brutal cáncer (el Enemigo Invencible de la obra de King, aunque esta vez escriba ‘como RICHARD BACHMAN’; -me pregunto quién de su familia murió de cáncer-), y la violencia está desatada en los suburbios, y los alucina con su desesperado intento por sobrevivir un mes a los mortíferos Cazadores. El premio parece merecer el riesgo: ganaría mil millones de Nuevos Dólares, lo cual le garantizaría huir de la miseria por siempre jamás.
Stephen King traza, como ya hiciera (o haría) en LA LARGA MARCHA, una situación de aberración social espeluznante donde Norteamérica ha desarrollado hasta lo imposible la industria esparciendo contaminantes sin tasa al medio ambiente, sin que en absoluto importe el coste que tenga entre la población, ni mucho menos, en la fauna y la flora. La cuestión es producir, Producir, PRODUCIR; como feroces infiernos, las fábricas funcionan a pleno rendimiento, día y noche (con una febrilidad difícil de explicar, sino imposible). Y Richards mira al monstruo ávido de empleo en él, aunque eso signifique colaborar en la destrucción por un mísero salario.
Cubierta foránea de la obra. Tan
tétrica como la idea del contenido
De acuerdo: el mal que hacen es una poderosa barrena, pero las necesidades cotidianas son mucho más apremiantes/acuciantes que la fusión de los Polos dentro de siglos. Richards es el retrato de un hombre pragmático que ha recibido una paliza mala y de verdad de la vida y que pide lo justo para sentirse digno y con derecho a caminar con la cabeza erguida sin que sea despreciado ni tratado como un paria-delincuente miserable al que la policía pueda agredir sin ningún miramiento. Esta distopía trata de calcular asimismo la cantidad de inhumanidad, más que de vileza, en que la Sociedad está dispuesta a caer so pretexto del ocio (que le evita pensar en sus problemas) describiendo la lucha desesperada, infértil, solitaria, del individuo contra la insensible maquinaria estatal.
Esa batalla, la del JOHN HENRY IRONS de la balada, siempre la perderá el sujeto, por muchos cantos, como éste, que se hagan en loor de su gesta. Pueden hacernos recapacitar, e influir, observar en torno cómo están las cosas y de qué manera se acercan, más o menos inexorablemente, a esta situación. Es cierto que nuestra TV, con su extensa oferta de diversión, aún no ofrece espectáculos de mutilaciones, muertes por cardiopatías o ejecuciones aprobadas como un ejercicio de masiva catarsis social. Pero repasando con cuidado la parrilla encontraremos sucedáneos que parecen prepararnos para este escenario tétrico, neblinoso de contaminación, de El Fugitivo.
Afiche americano de PERSEGUIDO.
En absoluto respeta la novela; la
transforman en una porquería
hedonista para lucimiento de
GOBERNATOR. Al loro con el tío de
la motosierra color chicle de fresa
Han inundado las ondas con espectáculos denigrantes/degradantes donde los alaridos son todo el diálogo, y la más zafia y hueca gente gallea intimidades que, en justicia, NO LE IMPORTAN A NADIE. Y, concertado, cada poco se alienta una disputa entre la hez para que la gente, ávida de sangre (aun metafórica, aun catódica) mantenga sus ojos obnubilados e hipnotizados en semejante basura. Cósmica carcajada nos debe promover aquél “comité de sabios” que iba a enmendar la programación. La gente es como es. Y ama la casquería, como demuestra esta novela.
King es probablemente uno de los escritores más lúcidos y sólidos de la moderna literatura, mal que le pese a sus muchos detractores, obsesionados u ofendidos con que ‘sólo’ escriba terror. Pero el de Maine se ha fogueado en otros terrenos. En el terror, cierto, se siente fuerte, pero una vez lo descamamos de sus novelas, empezamos a encontrar agudas valoraciones de la sociedad, sus rituales, la psicología, devastadora y profunda, de los personajes que intervienen en la trama, y su entorno. Si King escribiese obras más ‘serias’, más ‘respetables’, más de Nobel, sin duda sería un desconocido que, eso sí, habría conquistado el corazón de la intelectualidad que le desprecia por ser comercial, o ceñido a ‘detestables’ historias. Ellos saben que en King hay calidad, pero jamás lo reconocerán.
Fotograma de la cinta. El canijo de la derecha pregunta:
"Arnold, ¿se te mete a ti también el uniforme en la raja del
culo?", para perplejidad de YAPHET ALIEN KOTTO
Un ejemplo de su deseo por probar otros géneros es El Fugitivo, que impregna de sus habituales querencias narrativas, destacando un ambiente rural americano, donde se temen, sobre todas las cosas, a los comunistas y se desconfía de los negros, y muestra a ambas razas inmersas en un litigio eterno, enconadas y desafiantes. No hay integración en sus páginas, aparte de un puntual acuerdo entre protagonistas, y no parece esperarla en el futuro. Podrán tener un trato civilizado, pero nunca un mestizaje que permita superar definitivamente todos los problemas raciales existentes.
El Fugitivo, comparado con otros textos de King, es bastante escueto, con una incisiva prosa de novela negra, como si así pretendiera fijarnos en los sesos claramente los atropellos a los que nos expone una conducta relajada con el Poder. El relato de la agónica fuga de Richards a través de la jungla americana de 2025, de breves capítulos en cuenta atrás, puede considerarse como una de las mejores obras de la ciencia ficción, capaz de crear referentes e influencias, donde la figura del Hombre, en batalla contra la adversidad y el Estado, se eleva y estudia, se matiza o profundiza. Su padecimiento y condicionantes destaca sobre las arquitecturas usuales del género, como pudieran ser las potentes computadoras, los artefactos asombrosos o los viajes espaciales, y que ayudaran a darle ‘su identidad’ a la obra.
LA TORRE OSCURA. Mi saga favorita del fantástico y me
la revientan eligiendo para el cine a quien han escogido.
¡VIGGO MORTENSEN, hombre, es ROLANDO clavado!
(Pintura de MICHAEL WHELAN)
Y junto al del atormentado Richards, que intenta fulgurar antes de desaparecer con un meritorio acto de violencia, King sigue trabajando la psicología de los secundarios (KILIAN, ELTON PARRAKIS, BRADLEY, AMELIA…), el aspecto mundano de la población, los temores que los embargan, alejándose victoriosamente del cliché en que le han incrustado (con su permiso, eso sí), esperando darnos un aldabonazo en la conciencia con esta novela. (Por cierto, la ordalía final me parece irreal. Richards llega a ella ya muy machacado. Y lo de las tripas por el pasillo del avión… Bueno.)
Vuestro Scriptor.