lunes, 2 de mayo de 2011

LA GUERRA INTERMINABLE – ESTADO OPRESOR

Cubierta española de la novela
(edición bolsillo)
Parafraseando el título de una urdida reseña, TROPAS DEL ESPACIO debe ser mucho mejor de lo que creéis en virtud a la energía y tiempo empleados en denostarla, o criticarla, resaltando sus defectos, desmesuras y bobadas. La guerra interminable está considerada (más aún que BILL, HÉROE GALÁCTICO) su antítesis, con capacidad para abatir al coloso de ROBERT A. HEINLEIN, pero si la leemos atentamente podemos advertir que JOE HALDEMAN estaba más interesado en contar una intensa parábola sociológica (cómo podría evolucionar la Sociedad bajo la presión de una eterna y costosa guerra que se desarrollara en remotísimos escenarios espaciales) que en lo otro.
Lo primero que, no obstante, Haldeman trata de poner en solfa de Tropas del Espacio es su carácter técnico. Las armaduras de la INFANTERÍA MÓVIL parecen no presentar más problemas de manejo que conducir un coche. Haldeman diseña un sistema de armas cibernético, el TRAJE WALDO, cuyos mil y un problemas pueden ser los que maten al usuario, no la batalla en sí.
JOE HALDEMAN, vet de Vietnam (condecorado con el
Corazón Púrpura), y capitoste americano de la CI-FI
Luego, arremangado en la tarea desmitificadora, describe escenarios donde apenas algo podría recordar a la Tierra. Desarrolla describir las penalidades de la tropa en Caronte, la luna de Plutón, porque servirá luego para hacernos comprender lo fatigoso que es el servicio militar impuesto por la FENU (una ONU militarizada, menos inútil que la nuestra, y provista de aviesas intenciones), que ha alistado en sus filas a los miembros más inteligentes de la juventud. Esta guerra es de HI/TECH por un tubo y sólo los listos-entre-los-listos podrían bandeárselas garantizando un margen razonable de victoria para nosotros, léase, los buenos.
Cubierta foránea. Muchas cositas
guerrilleras se ven por ahí, al fondo
Haldeman pega un tirito a Heinlein criticándole el sistema de hipnosis como sus tropas entraban en combate; también la FENU condiciona así a sus tropas, cuya secuela es la demencia del soldado. En plena demolición, Hadelman nos embarca en las azarosas situaciones como sus brigadas viajan de un punto a otro del espacio, a bordo de naves que aceleran bajo brutales aumentos gravitacionales que les permiten llegar o abandonar los colapsares (que supongo son agujeros negros, o quizás estrellas neutrón) que impulsan los vehículos hacia su objetivo al instante, aunque desacelerar, o acelerar, tome meses de tiempo subjetivo, porque al desplazarse a valores próximos a los de la luz einsteiniana, en la Tierra esas maniobras, aun la más mínima-nimia, consumen hasta décadas. La Infantería Móvil trincaba los bártulos y, ¡hala!, a patear culos alienígenas. Nada de largas estancias en reducidos confines, alimentándose con una porquería a base de soja, de sentir el paso de los años de modo implacable aunque para ellos les supongan días. Para los de Tropas del Espacio todo ocurría ¡ya!
Adaptación al cómic de la novela, por el
propio Haldeman, al guión, y dibujo de
MARVANO (no me suena, la verdad)
Haldeman escribe una novela sci-fi hard, o lo suficiente al menos, para demostrar que Heinlein era un militarista un poco burro en la onda EDGAR RICE BORROUGHS de las maravillas aventureras deus ex machina y que lo libraba todo al afortunado avatar. Él se cuece los sesos describiendo las parábolas, frenadas, aceleraciones, los años (o siglos) que pasan entre contiendas, poco brillantes, en nada heroicas, destacadas por las armas que emplean contra unos aliens que no tenían nociones de la destrucción en masa como los seres humanos. Los TAURINOS, aprendiendo por las malas, acaban siendo aventajados alumnos.
No me parece en absoluto malo; está bien que haya un contraste de pareceres, y que la novela de Haldeman se imponga por méritos propios, que tiene y bastantes. WILLIAM MANDELLA es el “reflejo desganado” de JOHNNY RICO, el optimista antropológico de la guerra, que tan sobrado iba que se volvía caricatura de sí mismo, y creo que Heinlein lo hizo a posta. Porque, en el fondo, Rico es ese tipo de héroe temerario, insensato, irreflexivo, que acaba matando a quienes lo rodean en su afán de ganar una Cruz de Hierro. No necesitamos ese modelo de héroes o iconos.
ROBOT JOX (guión de Haldeman),
peli de serie B abaratada pero con
un discreto encanto, pese a todo
La guerra interminable se ha enarbolado contra la “literatura de derechas militarista” por su tono desabrido y crítico con la batalla, los honores militares y los personajes con el pecho constelado de medallas y que bajo la tapa de los sesos no tienen más que marchas rimbombantes y el restallo de taconazos prusianos. Pero aquellas cosas que Mandella critica del ejército no son nada extraordinarias; esta novela no es LA LEGIÓN DE LOS CONDENADOS, de SVEN HASSEL, o SIN NOVEDAD EN EL FRENTE, de ERICH MARIA REMARQUE, donde el mensaje antimilitarista sí existe.
La fábula de Haldeman persigue más relatar las condiciones sociales como el mundo va degenerando bajo el yugo del Supremo Sacrificio que supone vencer al repulsivo enemigo allende el Sistema Solar. Mandella llega casi treinta años más tarde de su bautismo de fuego a una Tierra donde la FENU ha reconstruido y reorganizado las ciudades y sus habitantes recluyéndolos en inmensos complejos, un poco a los bloques de MEGA CITY UNO, mientras les proporciona cuanto necesitan; la inmensa mayoría de la población está en paro, y se les alienta, curiosamente, a practicar disciplinas humanitarias (pintura, poesía, artes) mientras los aturde con el consumo de drogas y propaganda adulterada, según le desvela a Mandella su hermano.
TROPAS DEL ESPACIO, de ROBERT A.
HEINLEIN. ¿De veras son antagónicas?
¿O es un escrúpulo de unos pocos?
Justificó a la FENU agarrar las riendas y reorientar de forma calculadamente eficiente a la Tierra una serie de debacles, rebeliones y hambrunas. Una de sus secuelas es que la población comprendida en la tercera edad carece de cobertura sanitaria (tampoco hay que irse a estas páginas para vivir esto: ahora mismo sucede aquí), porque no se pueden malgastar recursos en ellos cuando la Gran Cruzada por la Humanidad Hegemónica en el Espacio está en marcha.
La nueva sociedad de la FENU muestra a Mandella y su amor nacido en los barracones, MARYGAY POTTER, que la heterosexualidad se considera un crimen, una perniciosa parafilia o desviación, que pudiera llevar a la ejecución si se reincide en practicarla. Una homosexualidad rampante abastece de carne de cañón a la guerra inacabable, y hace sentir a Mandella un insecto atrapado en ámbar jurásico, no un oficial, mediocre, pero con un decidido sentido de responsabilidad.

LA LEGIÓN DE LOS CONDENADOS,
de SVEN HASSEL; aquí sí hay mensaje
antimilitarista y antitotalitarismos...

Al principio ‘mosquea’ que la FENU aliente las relaciones sexuales entre soldados. La gente acaba enamorándose (caso de Mandella y Marygay), y podría suponer para la Plana Mayor un problema, aun deserciones, pues la gente estimaría que su amor es más fuerte, puro e intenso, que la lucha, y no querrían que los destriparan en un planeta absurdo por culpa de una causa idiota.
Haldeman relata un “suceso” en que dos soldados (varones) acaban matándose tras romper su relación. Y hace preguntar: ¿en qué estaban pensando los listos que urdieron ese plan? ¿Tan poco conocían a las personas, sus complejidades, su capacidad para rebelarse, o comportarse absurdamente? De nuevo vemos que la intención del autor no es criticar tanto Tropas del Espacio como dibujar los tentáculos de una Sociedad que está alcanzando grados perniciosos de desquiciamiento so pretexto de ganar una guerra cuyas metas, aunque tengan contenido físico, parecen mucho más difusas que las de cualquier otro conflicto histórico.
...igual que en SIN NOVEDAD EN EL
FRENTE (ERICH M. REMARKE)
Es en este intento de análisis donde Haldeman hace grandiosa La guerra interminable, una lectura ágil, dinámica, llena de los suficientes alicientes como para ponerla entre nuestras lecturas más estimadas.
Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta: