sábado, 26 de abril de 2014

JERICHO — ¿Y LOS SALVAJES DE LA AUTOPISTA?

Afiche. Tanto prometía en este momento...
La ingenuidad de
JERICHO llega a ser aun
ofensiva (para quienes entiendan algo de
este tema. Y si Norteamérica piensa así...
)
Partiendo de prometedora premisa, los veintidós episodios de la primera temporada de esta serie de CBS (encuadrada, en su momento, en la denominada TV “de adultos” y que englobaba a THE SOPRANO, THE SHIELD o DEADWOOD, con tramas maduras y abruptas que superaban el contenido —y continente— de costosas producciones de Hollywood que defraudaban por su infantilismo, impropio de la inversión y su casting), van diluyéndose en sentido distinto al sugerido en sus primeros capítulos.

Jericho se vendió, entonces, como uno de esos hitos que clavarían al espectador en la butaca provocándole insomnio debido al suspense y la alta tensión a la que contribuiría el retablo impactante de personajes, cuyas cuitas absorberían del trabajo incluso. Contaríamos las horas hasta el siguiente capítulo con palpitante ansiedad.

Situémonos; quizás haya lectores que ni sepan de qué versa esta serie, patraña que a duras penas logra inspirar una dosis efectiva de interés. Jericho es una población rural del centro de Kansas, en el corazón de Norteamérica, que tiene muchas trazas de ser bosquejo de Smallville. Está ubicada a cierta distancia de Lawrence, que contornea (dato importante) los silos de cohetes nucleares americanos (ver EL DÍA DESPUÉS).

Lo esencial del casting. Un retrato, pretenden, de toda la
naturaleza humana y cómo reaccionaría el día después,
cuando limitasen todas nuestras comodidades severamente
Sin provocación o causa plausible conocida, distintas detonaciones atómicas sacuden el amplio cuero de la nación. Desde la plácida Jericho se atisba el hongo de una de estas explosiones. (Otro dato a resguardar.) La confusión, más que el caos, se adueñan de la población, como es natural. Y se supone que, con masiva resonancia, se refleje por todo el vasto país.

El plantel protagonista de Jericho pretende recorrer toda la gama cromática posible de personalidades. Pero bien pronto quedan encasillados en específicos roles que tienen al maniqueísmo, al cliché. El (presunto) protagonista, JAKE GREEN (SKEET ULRICH), regresa la víspera del “sobresalto” a Jericho con un petate repleto de misterios. De vagabundeos que prefiere no referir pero que lo han transportado a lugares muy candentes del globo.

Sobre estos dos recae la responsabilidad de hacer
de
Jericho un entretenimiento maduro y cabal. El
resto figura, y a veces, con dificultades
Hombre, pues, con pasado, lo van perfilando astuto vet lleno de recursos y mañas que sacarán de más de un apuro a la atribulaba población.

Nanay. Resulta ser ROBERT HAWKINS (LENNIE JAMES) quien parte la pana en Jericho. Aguantas la serie para ver cómo este peregrino progresa y salva el día a todo el semicomatoso pueblo del caos creciente que va amenazando sus vidas.

Jericho deja de ser una ficción postnuclear, con el salvaje retrato de sus protagonistas embrutecidos por las carestías rampantes y la lucha por mantener la dignidad (PAPAGAYO —de THE ROAD WARRIOR— dixit) pese al frío, la radiación, el hambre, el Invierno Nuclear, para mutarse una moderna versión de LA CASA DE LA PRADERA próxima a recibir el despiadado ataque de enervados comanches, hastiados de la constante intrusión de rostros pálidos en sus sagradas graves planicies.

Esto prima en la serie: el romance a mansalva. Algo tendrá
que ver que el grueso de guionistas y directores sean mujeres.
Los sentimientos superan el abastecimiento de las carencias
Más aún: hacen este esparcimiento con trazas de grave cataclismo en un culebrón estilo DALLAS o DINASTÍA: éste pone cuernos a aquélla; ése es un obtuso magnate despiadado; el de allí es el tontolava sequitor del reyezuelo local, el venerable patriarca lleno de pacientes consejos… Y romances. Toda una gama de amoríos protagonistas que debieran ser laterales al auténtico drama: sobrevivimos a una guerra nuclear.

Que luego no es tal. Evidentemente, la idea original (o sospecho) era esa: mostrar la degradación, cívica y moral, de una afable comunidad agrícola según la radiación, los desplazados, la incertidumbre, las penurias y el Invierno Nuclear llegan y avanzan.

ERIC, El hermano de JAKE, es un bulto sin precedentes. No
cuenta más que para estorbar. Por cierto, en
Jericho venga
agobiarte con la escasez de combustible, pero todos los
coches rulan y sin aparente dificultad
Pero se acojonaron en algún momento de la redacción de los borradores y alguien (el $, sin duda; los productores de CBS; algún sentido “patriótico” que pedía no alarmar a la población, sensibilizada tras el 11-S/2001, y solicitaba mostrar a Norteamérica incapaz de corromperse por desesperada que fuese la situación), decidió darle un toque poético a la saga, otro bello canto a la Conquista del Oeste pero con furgonas Ford en vez de chuckwaggons y Mustangs. Y cumplen de puta madre magistral su cometido.

Según avanza la trama (sustentada en improvisaciones) y van sabiéndose hechos, más inconsistente se hace Jericho. Descubrimos que sólo un puñado de núcleos estallaron en ciudades de relativa importancia. No hay Gobierno, pero se efectúan lanzamientos de cohetes nucleares sin objetivo preciso. La poderosa Norteamérica, al parecer, puede ser vencida y doblegada si aniquilas veintitantas ciudades: ¡asombroso! Sus fuerzas en el extranjero, su bien estudiado organigrama de sucesión en el cargo, no valen nada.

Resulta que si le endiñas con núcleos a esas ciudades de
Norteamérica, les derrotas. Entonces, todo lo que vemos de
los
Marines, los tanques, los portaaviones... RAMBO... ¿les
vale de algo en realidad?
Si Washington y el Presidente volaron, ¿quién ordenó disparar los cohetes y fijó los blancos? El estrago, sin llegar a ser baladí, en una nación tan rica y cohesionada, sería rápidamente solventado. La ayuda internacional llegaría pronta (porque no fue una guerra total con múltiples lanzamientos, blancos y naciones enfrentadas; fue terrorismo local) y el orden gubernamental se instalaría en otra capital. El pulso de la nación no tardaría demasiado en recuperarse.

Pero venden la moto de que es el apoqueclipse final. El pillaje más virulento y visceral domina carreteras, almiares y establos. HUMUNGUS y los suyos patrullan las autopistas y nadie escapa a su rapaz férula. En absoluto sucede nada parecido, salvo unas poco convincentes evidencias de vandalismo que parecen situadas ahí con enojo, pues prima el romance.

Otro gran mito norteamericano: la cohesión cívica contra el
enemigo. Menuda partida de caza en plan libertadores
Jericho está, dicen al principio, a treinta kilómetros del foco de una explosión nuclear. Y los vientos soplan en su dirección. Mas ni la más mínima-nimia partícula radiactiva les llega jamás. El pulso electromagnético, que debió suceder ese primer capítulo, pasa varios episodios después. Los bandidos no representan, nunca, un grave problema; no hay ejércitos de salteadores nómadas. Jericho no precisa alzar ni murallas ni empalizadas para protegerse.

Qué flipantes los americanos; cómo explotan el mercado.
Tanto que aprender. Es ALEX ROSS quien ilustra, ¿no?
La humareda tóxica generada por la explosión no empaña el alto cielo saneado por todos los vientos del pueblo. El cúmulo de incoherencias similares va entorpeciendo y paralizando la serie, que acaba siendo evangelio sobre el perdón, la compresión, la reconciliación y la cooperación en unos tiempos difíciles que no debieron ser tan largos.

Jericho es producto propio de la Propaganda gubernamental de Década 50, sazonada con algún tiroteo de saloon y un adulterio para sintonizar con la modernidad. FRASIER podía llegar a ser más audaz.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

jueves, 24 de abril de 2014

NACE MARSOON BOOKS — PUBLICANDO EL OGRO DE HIERRO

Con orgullo: la presentación de mi sello editorial
Me lanzo nuevamente a la aventura (auto)editorial anunciando dos cosas: el nacimiento de mi sello editorial: MARSOON BOOKS, y la aparición de mi siguiente novela, EL OGRO DE HIERRO-1 — EL PRÍNCIPE ENSANGRENTADO, tras el (largo) paréntesis sucedido desde la aparición de LA ESCLAVA DE MARSOON, que se caracteriza por la lamentable experiencia de EDICIONES 42, de la cual soy copropietario y cofundador, como de su “revista”, como ampliamente he demostrado.

El Ogro de Hierro, 1 — El Príncipe ensangrentado, es mi incursión (espero muy exitosa) en el género de la espada y brujería, con interesantes elementos steampunk profundamente insertados en la trama. Ya sabéis, es una historia de la frontera: todo puede ocurrir. Y a lo grande.

Duelos a espada, tiroteos, letal hechicería y el cuidado estudio de la personalidad de los integrantes de la narración, para dar mayor sustancia al relato, detalle éste que espero acabe siendo el sigul característico de mi producción, tanto gráfica como literaria.

Leyenda propagandística de la primera entrega de esta saga de cuatro
Para incentivar vuestra curiosidad, indico que en esta fábula profundiza en el concepto PRISMA UNIVERSO y FACETAS es más amplio, se escarba más en la "mitología" de este Cosmos fantástico de mi invención. Son cuatro novelas en total, que aparecerán con ritmo semestral. Hacia Diciembre preveo publicar la siguiente entrega, IRLEC EL ENLOQUECIDO.

Próximamente proporcionaré más información, específicamente sobre la fecha de aparición, a más tardar, la segunda quincena de Mayo del año en curso.

Vuestro Scriptor.

domingo, 20 de abril de 2014

PUNISHER, EL FIN — NI EL ARMAGEDÓN ES EXCUSA

Portada: canoso FRANK CASTLE y
gesto más severo que nunca
De nuevo GARTH ENNIS relata una andanza del siniestro vigilante FRANK CASTLE, la definitiva tabla rasa que realiza entre el elemento criminal. El irlandés esboza un relato escueto, crepuscular y descarnado que busca darle el adecuado nicho a un avejentado The Punisher, liberándole en un entorno postnuclear que pudiera parecer reflejo de la atormentada vida del personaje: un mundo arrasado, de ruinas y cadáveres, donde el silencio domina todas las conversaciones.

Este El Fin para The Punisher está en conjunción con el reseñado THE LAST AMERICAN, en cuanto a que, tras un virulento conflicto de este tipo, no quedaría nadie, o casi nadie, dispuesto a seguir invitando a copas al personal. Ennis describe una Costa Este norteamericana donde “no hay barricadas ni la radiación provoca superpoderes” (inciso: ¿dónde estaban los superhéroes, para permitir el apoqueclipse?); sólo dos convictos avanzan tercamente por el erial sembrado de harapos de campos de refugiados, muertos meses atrás.

Disposiciones administrativas para
el día del Juicio Final en Sing-Sing
Ha transcurrido un año desde el estallido/fin de la guerra; la radiación es enorme, y su secuela parece incluso haber incendiado las nubes del alto cielo emporcado por las cenizas impulsadas por todos los vientos. Castle es claramente consciente de que su peregrinaje a Nueva York no va a obtener un remedio de última hora. Si se ha mantenido tanto en el refugio es confiando en ganar el suficiente tiempo para terminar bien su última acción punitiva.

No quería morir a medio camino, víctima del envenenamiento radiactivo, o las bandas de saqueadores que agonizasen en este lugar siniestro en el que un grupo secreto, EL AQUELARRE, ha convertido el mundo.

Para Castle, no existe excusa alguna para evitar castigar las temerarias acciones de El Aquelarre, un criminal conglomerado de personalidades que están tirando de los hilos de la economía, la política y las diversas acciones militares por todo el globo para rendirles amplios beneficios, sin reparo alguno del daño que nos causen. Es un giro argumental interesante en el historial del expeditivo de la calavera estarcida en el pecho: ataca al Capital.

El mundo tras el Año Después del
apoqueclipse nuclear no deja lugar
para esperanzas de ningún tipo
Hasta ahora, Castle estuvo orillando la alta delincuencia de guante blanco, entretenido con las excrecencias criminales “de barrio”: el yonqui, el camello, el traficante, algún violador, un pederasta en algún descampado… dejando “para el final” (o más bien, nunca) a banqueros y Ejecutivos que, sin empuñar machete ni calibre, causan prejuicio a miles, quizás a millones.

Está muy lejos este Punisher de El Fin del de las andanzas escritas por STEVE GRANT y JO DUFFY, dibujadas, a trancas y barrancas, por MIKE ZECK, que seguían casi al dedillo los parámetros definidos por el auténtico creador del vengativo personaje, DON PENDLETON, según reflejó en THE EXECUTIONER. Aquél Punisher estaba en el surco de matar a los eventuales Padrinos de la Cosa Nostra o sujetos anejos.

Este Punisher, en la sombra del refugio nuclear de la prisión donde estaba cumpliendo condena, comprendió que estuvo rebajando la grasa al problema; que debía ir por la médula, el Capital, que estaba orquestando muchos de los terribles crímenes que Castle castigaba. Sus acciones en pos del acaparamiento masivo de dividendos movía a sujetos sin escrúpulos, situados en las bajas esferas, a cometer despiadados crímenes.

Castle en la madriguera del Mal
absoluto; tiene planes para él
El Aquelarre se había refugiado profundamente debajo de la desolada superficie, en instalaciones equipadas para sobrevivir más de un siglo, a la espera de la sanación de la atmósfera planetaria. Pero algo ha ido mal, como muestran al moribundo Punisher, mientras les tiene finalmente encañonados. Los búnkeres de la elitista elite están desmoronándose en un caos frenético provocado, sin duda, por la inédita situación. ¿Un siglo en un silo subterráneo? ¿Seguro que la Tierra volverá a ser habitable, como hasta entonces fue? Cunde la desesperación, la locura, el asesinato.

Tal vez un castigo poético, pero Punisher, tras tantos años, no tiene paciencia (además, está muriendo) para esperar que esas alimañas de trajes caros se maten entre sí. Los tiene enfilados, ¿a qué esperar? ¿Por qué darles, a estos comerciantes natos, artistas de la palabra más convincente y embustera, la oportunidad, aun mínima-nimia, de salirse con la suya… otra vez? Tienen embriones congelados; ¿acaso una sumisa generación de esclavos adictos a las incuestionables órdenes de sus amos de El Aquelarre?

Y Castle empieza por los sayones
Esto no lo habrían escrito Grant ni Duffy; ir contra el Dinero, el motor de América, y dejar una incómoda secuela de comunista en tu expediente. Nanay. No importa que se les indique que el Dinero genere un crimen de menor trascendencia (pero impacto más directo y rudo en el ciudadano) y que frenar algunas de esas transacciones acotaría la delincuencia, que podría proceder del cierre de fábricas y la caída en la drogadicción por desesperación (alguno habrá que así sea). The Punisher respeta el Dinero como a la Bandera y la Religión porque, en el fondo, es un Patriota.

Este, volvemos a lo mismo, es el estigma que diferencia a los escritores situados a cada lado del Negro Atlántico; el norteamericano está provisto de creencias cuya base, aun noble y honesta, tiene una ingenuidad que podría ser hasta nociva. El europeo (tanta Historia soportada a los lomos) tiene un desenfoque más amplio y caustico de la situación, cierto “entendimiento” ‘superior’ de la (perversa) naturaleza humana. Se corta menos al establecer abruptas tramas. No por tener instinto… hum… sádico, sino porque ha visto más malas facetas de la vida.

He aquí algo que el dinero jamás podrá
comprar; ¿qué impresión causaría a
estos compradores natos descubrirlo?
Dibuja RICHARD CORBEN; el veterano autor parece hecho para las historias de esta naturaleza. Valorando su arco profesional, resaltaremos más basadas en situaciones postnucleares que de otro tipo. Esta vez tampoco defrauda; mantiene alta su ganada reputación, llevando por buen camino la última expedición punitiva de The Punisher.

Ennis remata la historia dejándonos la impresión de que la anormalidad psicológica de Castle es ya tan profunda, tan abandonado está a sus recuerdos dolorosos del pasado, que le cuesta abandonarlos, examinar el entorno y proponerse alternativas. Es un hombre con una absorbente misión, y ni el Juicio Final puede interrumpirla.

El descanso, sin embargo, se intuye próximo: Castle castigó definitivamente todo el Mal y sus virulentos agentes…

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

miércoles, 16 de abril de 2014

SPANK GIRL – SE (LA) BUSCA — PROMO

Imaginemos que ésta es la portada
Una pausa humorística entre tanta reseña sombría. Durante los últimos meses estuve elaborando, ardua y continuadamente, esta novela gráfica. O quizás miniserie. Aún queda argumento por desarrollar. Igual sucede lo segundo.

TERHLI haciendo su presentación, detallando sus filias y fobias
Reconozco no ser de los que esperan a que la inspiradora Musa comparezca. Ni trabajo “a ratitos, como debe ser”. TERHLI y yo somos conscientes de nuestras limitaciones; nos obligan a ser constantes, tenaces. Debemos currárnoslo a diario. La Musa debe hacer horas extras con nosotros.

Página 1; primera tanda de parodias
Para los neófitos, contaré que Terhli y su Universo paródico nacieron en un fanzine satírico que dibujé hace años de un grupo de machos cejijuntos antiheróicos: BLITZTEAM. Cosechó un buen éxito de ventas y público, y excelentes reseñas.

Necesidades más perentorias y pragmáticas me obligaron a dejar el fanzine. No obstante, mantuve en la literatura mi faceta creativa. Esto materializó la publicación de novelas y gran cantidad de artículos y reseñas, cuyo corpus principal está en este blog.

Página 2; más paródicos
Para no permanecer inactivo durante la pausa en la redacción de las novelas del Ciclo de Marsoon, decidí volver a dibujar. Un poco, al menos. Y enseguida Terhli reclamó mi atención, muy dispuesta a quedarse esta vez. Sus historietas se alimentan de todas las lecturas y comentarios efectuados durante estos años. No es la alocada de BlitzT. Es fetish model. Tiene abundantes recursos para pelear por su supervivencia. Se beneficia, además, del vasto concepto (figurativo) que urdí como “una historia de la frontera”. ¡Con el beneficio adicional del prestigio granjeado con mis novelas y artículos!

Última página de la promo-trailer de SE (LA) BUSCA. ¡Espero sean de vuestro agrado!
Spank Girl – Se (la) busca, parodia los cómics de superhéroes; es ácida observación de las ‘manías’ y ‘costumbres’ que guionistas, más o menos inspirados, les han impostado.

Se (la) busca recupera, asimismo, viejas tramas que quedaron pendientes de desarrollo. Supone el ahorro de tiempo y trabajo de urdir nuevas situaciones o esquemas. Sabía que esas viejas historias seguían funcionando. Y ahora serían mejores, por lo aprendido estos años. De paso, le quitaba estorbos (machos cejijuntos sombríos) y ¡hela aquí! Una divertida parodia gráfica.

Confío que su desenlace sea exitoso. No es un esfuerzo bisoño que tantea sus (inciertas) posibilidades en la vasta y competitiva palestra de los tebeos. Terhli tiene garra para ser campeona muy dispuesta a contender por su continuidad.

Estas muestras a tanto apuntan, ¿verdad?

Vuestro Scriptor.

viernes, 11 de abril de 2014

CUANDO EL VIENTO SOPLA — Y LLEGUE EL FIN

Afiche foráneo: solicita la vigilancia de
adultos que controlen qué ven los niños
Contiene un detalle esta película de animación, con canciones de DAVID BOWIE, que debe animarnos a reflexionar. Si bien es canto antimilitarista contra la guerra nuclear y sus poderosas y casi irreversibles secuelas filmado durante Década 80, que consigue calar hondamente en el espectador, y que, sin duda, expresa un bien intencionado pensamiento, libre de sesgo ideológico, (“estamos hablando de megamuertes en un conflicto final sin vencedores”), que espera dibujarnos (nunca mejor dicho) un aterrador panorama, todas estas peticiones de desarme atómico, que satanizaban al ex Presidente RONALD REAGAN y otros líderes mundiales afectos a su política, todas, repito, procedían de Occidente.

No conozco un solo ejemplo de filme, drama, novela, documental, tebeo, aun chiste, antibelicista/antiatómico sincero surgido del lado rojo del Telón de Acero.

Los prota, los BLOGGS. Personas normales, invitan a té con
pastas al repentino Juicio Final
Oh, sí, recuerdo su Propaganda, que durante décadas vaticinó fatales apoqueclipses sobre el mundo, todos causados por cohetes con vitolas de banderas americanas (como si la URSS fuese una virgen desarmada, y lo que paseaban por la Plaza Roja de Moscú cada 1º de Mayo fuesen embutidos). También clamaban pidiendo paz, el logro máximo de las comunidades civilizadas. Pero ellos, ahogados en hipocresía, sin cesar incrementaban su arsenal nuclear, abastecían regímenes totalitarios amigos a su política, financiaban grupos terroristas que pretendían socavar el Decadente Occidente del Rock´n´Roll plagado de libertades y derechos.

El imperio de lo cotidiano y el desconocimiento de lo que se
avecina no rompe la monótona pero tranquilizadora rutina de
esta pareja de jubilados
Países donde expresar un desacuerdo pacífico sobre la doctrina gobernante bastaba para sufrir largas condenas en prisión en condiciones brutales (esas que, al tratarse de naciones rojas, Amnistía Internacional prefiere ignorar), pedían la caída de naciones donde la Ley garantizaba, y defendía, al menos en el retórico papel, derechos de las personas inalienables. ¿Con qué autoridad moral los tiranos pueden reclamar eso? Pero ellos no son los peores,  sino las alimañas occidentales que les apoyan.

Es la falsedad de la política y la demagogia populista. Debe tenerse cierta capacidad de distanciamiento para percatarse de todos esos trucos y trampas dialécticos que, edulcorados, se ofrecían a un populux muy susceptible de tragarse tamaños embustes sin pensar qué estaban contándole. Aun hoy, parte de esas mentiras siguen funcionando, actuando con notable eficacia.

JIM se lee cuanto panfleto por el gobierno ha editado, seguro
de que su guía bastará para superar el "sobresalto"
Nada disfruta más la Izquierda (y sus nuevos domine canen, los Democracia Real ¡Ya! y adláteres) que tildar de ‘fascista’ al oponente. Así le amordaza. Lo reduce a figura digna de agredir. Y colgarse medallas como valerosos luchadores antifascistas; pero si no piensas como ellos, eres un facha. Su dogma es incuestionable. Debe acatarse sin pensar, con férrea disciplina. ¿Dónde está su sano espíritu de debate y democracia, el que tanto gallean poseer?

Pero hay más mensajes insertos en este filme de JIMMY T. MURAKAMI, basado en el texto (y novela) de RAYMOND BRIGGS. Uno principal que pudiera resaltarse es cómo una situación insólita tumba un inocente costumbrismo que se creía imbatible.

Acopia, pues, para superar las carestías que generarían la
guerra inminente. HILDA sigue encastrada en sus labores
A través de la rutinaria e inofensiva vida de los ancianos JIM e HILDA BLOGGS, se van mostrando facetas de una Sociedad que, a su pesar, aguanta sobresaltos bélicos “periódicos”, y cómo éstos moldean el carácter. Tanto Jim como Hilda, ama de casa perfectamente encastrada en su rol, que desempeña hasta el último aliento, intercambian, en un casi interminable diálogo, los clichés que nuestra Sociedad ha sacralizado como inmutables.

Recuerdan, con nostalgia y cierto cariño, los raids de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial; sorprende un tanto, en un discurso antibelicista tan marcado como posee Cuando el viento sopla, que se “defienda” cierta postura militarista.

Sopló el viento nuclear, impregnando el alto cielo de cenizas
impulsadas por todos los huracanados vientos. Y eso durará...
El Invierno Nuclear: un fenómeno no contemplado en las
predicciones de conflicto atómico
En realidad, evocan el espíritu de camaradería y superación, de sacrificio y apoyo mutuo, compartir las privaciones con bondadoso ánimo de colaboración y cooperación. Las terribles penalidades del conflicto fue un yunque que templó lo mejor del Hombre, que no dejó caer en el abismo de la barbarie sus más elevados principios.

Jim expresa un modo británico de ciudadano común cuyas inquietudes son puramente domésticas. En él vemos, también, cómo la sedante Propaganda gubernamental se infiltra merced a mensajes que, en la realidad, carecen de tejido práctico. En vísperas de la Tercera Guerra Mundial, Jim se surte de panfletos editados por el Gobierno, saturados de (inútiles) recomendaciones para sobrevivir al Máximo Estrago… especulaciones muy teóricas que la llana realidad aplastan.

Los Bloggs sobreviven, más por la distancia del epicentro de
la detonación, que por éste, su rudimentario refugio
Conforme la radiación (el asesino que no se esperaba) les enferma y deteriora, aislados en su casita de la campiña de Sussex, rodeados del polvo radiactivo y demás daños fruto de la tórrida bocanada inicial del estallido del núcleo, Jim se aferra maniáticamente a las estadísticas y consejos que el Gobierno, en teoría un ente cabal y responsable que vela por la comunidad y jamás miente, imprimió en los panfletos pues intuye el fin.

Se percata, instintivamente, que la muerte es inevitable, irremediable, y la teme. Recita datos porque aportan una familiaridad tranquilizadora; espera así ahuyentar a la Parca, y ambos siguen lustrando recuerdos de la Segunda Guerra Mundial (donde había héroes) para así equipararlos con el conflicto actual y poder sobrellevarlo.

Otro efecto colateral no previsto por la Propaganda. Jim, no
obstante, piensa que su seguro cubrirá todos estos daños
Sólo que éste no tiene igual. No hay servicios de emergencias porque toda predicción, hipótesis ante todo, quedó anulada tras el primer impacto nuclear. El agua no volverá a fluir por los grifos. No se restaurará la corriente eléctrica. Con veraz necesidad de continuidad, la pareja aguarda que el señor cartero regrese para, tras el “sobresalto”, volver a repartir el correo. Mañana, mañana volveremos a plantar en el huerto…

Ese era el gran mensaje incrustado en la melancólica parábola con final tan angustioso y desolador: nos llevaron (siguen haciéndolo) de datos optimistas contra el Juicio Final especulados en un papel en un cuarto remoto por un puñado de “sabios” cuyo principal interés quizás fuese seguir cobrando sustanciosas becas de investigación.

La intensa radiación ambiental los enferma y daña; lo que
resta es el fin, uno especialmente triste y desalentador
Pero ¿cómo se investiga una guerra nuclear? ¿Existen antecedentes? ¿De dónde salen los datos que animan a Jim a construir un refugio antiatómico con las puertas de su casa, confiando que unos cojines disiparan el efecto de una letal radiación ambiental que perdurará milenios, no pocos días…? Tras esa pantalla, se orquestaba la debacle.

La trampa de la Propaganda, la desfachatez de las ideologías, que se permiten tratarnos como a títeres sin albedrío ni voluntad, dándonos, acaso, un remedo de ambos. Y, de nuevo, lo peor: lo consentimos.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

sábado, 5 de abril de 2014

THE LAST AMERICAN — ¿DÓNDE ESTÁIS?

Portada (con P.V.P.) del número uno.
Dibuja MIKE MCMAHON, uno de mis
autores predilectos
Esta miniserie, escrita por JOHN WARNER y ALAN GRANT y dibujada por MIKE MCMAHON, está encuadrada en la fuerte corriente antinuclear que barrió el mundo a mediados de Década 80; al menos, el Occidental. Es una conseguida parábola sobre después del Día Después.

Destilaba a viñetas el mensaje que comunicadores como CARL SAGAN, RICHARD TURCO o ANN DRUYAN, hacían sobre la mentira que la Propaganda oficial esparcía de que, tras un conflicto nuclear de alta intensidad (aun mediana), las cosas volverían a funcionar, superada una triste época de carencias. La radiación acabaría disipada tras varias estaciones lluviosas; los campos reverdecerían, la economía, atorada por el Máximo Estrago termonuclear, recuperaría sus positivos índices, los niños jugarían felices bajo el gran celeste libre de la amenaza de las armas nucleares.

Se ignoró el Invierno Nuclear, oscuro dato que fue abriéndose paso en las estadísticas de forma implacable, anulando las optimistas predicciones de la Propaganda oficial a ambos lados del Telón de Acero.

Esta plancha contiene una viñeta
sugerente: PILGRIM, en esa especie de
ataúd, es un LÁZARO que quizás no
desee resucitar...
[Del Invierno Nuclear existe un precedente: ¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS?, de PHILIP K. DICK, una de esas predicciones de la “alocada” ciencia ficción que tuvo un notable reflejo real en la vida cotidiana.]

The Last American es un cómic triste y reflexivo que rompe con ‘la idea’ de la historieta entendida como un vehículo de ocio plagado de superhéroes mainstream. No obstante, los coloridos uniformes de los bizarros personajes son los que más han ayudado (están ayudando; ayudarán) a difundir la literatura gráfica, estampándola en el colectivo con diversa intensidad. Si eres adicto, o libre a aceptar el tebeo, calará en ti más hondamente que en quien lo deteste.

Relata el sombrío viaje de ULISSES S. PILGRIM, capitán de Marines poseedor de una brillante hoja de servicios pero condenado por algún delito a prisión militar. Pilgrim (nótese lo trascendental de su nombre y apellido), al filo de la Tercera Guerra Mundial, es criogenizado para, en 2019, volver a la actividad y restaurar lo que reste del Máximo Estrago. Le invisten con los poderes absolutos de los que goza el Presidente de EE.UU. bajo el epígrafe de Comandante Apocalipsis; de hecho, es el último Presidente vivo.

Rehabilitado tras el largo sueño
criogénico, Pilgrim arrostra la más
extraña misión imaginable
Pilgrim, liderando a tres androides (ABLE, BAKER, CHARLIE, este último programado para ser socio de tertulias atiborrado de CultuPop), empieza a buscar supervivientes por los Estados Unidos.

Hallan un panorama absolutamente desalentador. Todos los indicios señalan que las secuelas de la guerra fueron mucho más extremas que la peor predicción; Pilgrim gobernará una vasta nación silenciosa, en ruinas, sembrada de esqueletos.

Lo que los autores ingleses (incluyamos aportaciones de McMahon) intentan realizar es un aguafuerte de las impresiones psicológicas que tendría, de facto, el último hombre vivo, tema recurrente en la literatura de ciencia ficción o fantasía (acaso el más directo referente: SOY LEYENDA, de RICHARD MATHESON), qué reacciones tendría alguien sometido a esa presión, especialmente cuando se es vital y sociable, y precisa de otros para desarrollarse.

Pilgrim no es un misántropo hastiado del género humano, al que sólo halló defectos, quizás debido a faenas recibidas del prójimo, y al que su ausencia apenas causa mella; puede aun agradecerlo. El Comandante Apocalipsis recuerda a su esposa e hijo, y se mortifica preguntándose por su suerte.

THE LAST AMERICAN emplea
diversos recursos satíricos para criticar
el 'inmovilismo' oficial sobre los estragos
de la guerra nuclear
¿Murieron al primer flash, o perecieron entre terribles dolores posteriormente, víctimas de la radiación, o los salteadores, o los monstruos que engendra el cese de la Sociedad y el desplome de sus reglas, normas y leyes? ¿Tiritaron hasta sucumbir de frío durante el Invierno Nuclear? ¿Qué ocurrió? En realidad, ¿fueron muy afortunados quienes murieron al primer instante?

The Last American rehúye la acción, aunque contenga trazas de ésta, cuan necesario cebo para prender aún más nuestro interés; constantemente se enfoca al narrador Pilgrim para descubrir qué piensa, siente, cómo se comportará ahora que su única compañía son androides de parca personalidad y creatividad.

Así, ¿cómo vivir; a qué aspirar? Habitamos usualmente entornos donde esperamos ciertas recompensas por distintas conductas o actividades (aunque lo más frecuente a recibir son desalientos, traiciones y desaires), promociones por nuestra honradez o contribuciones. Pilgrim sólo tiene a esas máquinas, bastante literales, para recibir una palmadita en la espalda por buena conducta. Porque, según avanza, no ve otra alma con quien intimar, compartir un secreto, esperar empatía.

La insólita situación y la misión de
Pilgrim hacen peligrar su cordura; el
ansia de hallar vida le obsesiona de
forma enfermiza
Warner y Grant deciden que lo más lúcido en tal situación es suicidarse. Visto el percal, opción comprensible: el mundo es un erial radiactivo, ruinas por doquier, el alto cielo está empañado por el hollín que impulsaron todos los vientos allá arriba, no hay cosechas, el agua es veneno… ¿Qué esperan que haga en este paraje, sin presencia de otro ser al que socorrer, entender, con el que compartir?

Una argucia (programada) de Charlie impide a Pilgrim matarse; esto acaso no ayude, pese a todo, pues el Comandante Apocalipsis inicia una deriva psicológica que puede terminar en locura. Visto con perspectiva, los días de Pilgrim en este mundo no son demasiados. No hay esperanza. Y, sin embargo, ¿qué mueve al Hombre a proseguir pese a lo atroz de las circunstancias? ¿Qué energía misteriosa posee la Vida que anida en nuestras células que nos frena a matarnos pese al brutal castigo infligido día-a-día? Otro apartado que induce reflexión.

Incluso en medio del estrago, hay quien
sigue decidido a seguir matando, según
estos peregrinos descubren
Destaca The Last American de obras similares por su directo e incisivo mensaje, brutal comparado con el argumento de la teleserie JERICHO, donde todo lo que contaba este cómic lo ninguneaban descaradamente. Típico residuo de la Propaganda de épocas anteriores, extendía la idea de que la guerra nuclear, pese a su ferocidad, podía superarse con alguna hambruna y otras penurias que un óptimo estado de ánimo de temple británico podía combatir. Podía pasar, hace décadas, pero con lo que sabemos, hoy día… No. Hay que vender esperanza, lo sé, pero en esas circunstancias, no existe. Es una mentira tan asesina como la guerra.

The Last American es un ejemplo ideal de que el cómic puede ser además una potente herramienta de instrucción, difundiendo un mensaje llamado a despertar consciencias adormecidas; es más que ese vistoso escaparate de figurines disfrazados y última esperanza del mundo en peligro. Esta obra enriquece el plantel de nuestras lecturas, la comprensión de nuestro mundo.

Vuestro Scriptor.