sábado, 11 de junio de 2016

BARBARELLA — ‘BARBARIDAD’ DE MITOPELÍCULA

Afiche. A imitación de los FRAZETTA. (A lo mejor,
lo es, aunque reconozco no me consta) Aquí estoy,
con esta
cosa entre las manos, que...
Pues tienen esta cutrez de filme que no veas; y todo porque JANE FONDA exhibe la lozanía de su juvenil serranía entre-y-durante secuencias, siguiendo un “guión” que aprovecha hasta la más mínima-nimia corriente de aire para arrancarle la ropa, aunque por mor de la época, siempre al filo de un casto destape pseudoerótico.

Coproducción francoitaliana, Barbarella, a juicio de vuestro Scriptor, no debe ser juzgada con la benevolencia como lo hacen. Inmerecido icono de la ciencia ficción, por iguales motivos Barbarella merece los tomatazos que recibe FLASH GORDON. Se escudan, para propinárselos, en que Flash iba “en serio” y, por lo tanto, ¡a brearla! Barbarella es Jane “hagamos Propaganda del Vietcong” Fonda y, como enseñaba bastante piel, pues nada, ¡seamos magnánimos!

Pero la cosa es que Barbarella no pretendía ser, siquiera, una parodia. Iba lo suficiente en serio como para comprender que sus realizadores, presentando un producto descuidado y plagado de burdas ocurrencias, estaban insultando a la ciencia ficción y a sus fans mediante un esperpento con un relente esquelético de trama que sirve, una vez y otra Otra OTRA para que Fonda “se desnudase” y pasease el encantador traserito por el set llevando botas de bailarina gogó mientras estrafalarios malos hacían su papel enfundados en retales de escay de sofá.

Su deslucida actuación no le dio para lo que pretendía:
salir en
DOGMA haciendo de ángel
El tío de las alas, el presunto ángel-metrosexual HOMBRE HALCÓN, lo confirma. Ahí estamos, noqueados por el fenómeno, que durante años hemos estado oyendo/leyendo parte la pana y es, además, icono del género que no veas. ¿GEORGE LUCAS y STAR WARS? Purria. ¿GEORGE MILLER y MAD MAX? Cascarria. ¿JAMES CAMERON y TERMINATOR? Basura. ¡Barbarella, hombre, Barbarella! Pues no. ¡Escoria!

El afiche dibuja a la moza sideral como “la reina de la Galaxia” y, efectivamente, por las estrellas extrañas jinetea en una nave espacial con forma de ingenioso orinal. Va la pava cósmica (porque la joven es bastante pava) buscando (en compañía de ULTRAVOX y SPANDAU BALLET) al astronauta DURAN DURAN que, tal como lo presenta, parece uno de esos carismáticos personajes ideados por STANISLAW LEM. 

Impera en los escenarios la presencia del plástico, elemento
básico del Mañana-Mañana, y unas absurdas estructuras
Y la chiquilla, y su vestuario que vuela a soplidos, termina en una serie de sórdidos antros llenos de estrafalarios fumetas inmersos en sádicas evasiones perversas, con el equipaje habitual para dichos enfrentamientos, sosteniendo un singular duelo sáfico final contra el GRAN TIRANO (bueno, tirana) e, invadido el decorado por los cubos de agua sucia, causa del éxtasis que produce el combate, todo acaba repentina y felizmente.

¿Tiene sustancia Barbarella? Ninguna. Capricho que tuvieron ciertos iluminados, no sé si antes o después de VAMPIRELLA, fraguó conquistando cierto éxito. Esta cinta es “abuela” de lo que las coproducciones italofrancesas filmarían cuando resonó el boom de Mad Max y CONAN. Mockbusters de coste irrisorio, peor dirigidas e interpretadas penosamente, pretendían coger algún beneficio siguiendo la estela de blockbuster de turno. Goza, asimismo, de ese defecto imputable a la bande designeé: idea inquietante con un montaje espectacular que luego, conforme avanza, se deshilvana y termina en falacia, o resultado inapetente por doquier.

Fotograma que desnuda toda la verdad tras Barbarella: el
enfrentamiento sáfico que alteraría a los espectadores de
los reprimidos años 60 del estreno, llenado por tanto las
salas con este ardid: l
o hacemos ciencia ficción, y pasa
la censura; no es pornografía. Jajaja
Tebeos que, al llegar al final, pasas la página preguntándote: Pero ¿terminó; de veras? Y ¿este es modo de concluir esta historia, tan poderosa al comienzo? Frente al potente mercado del mainstream, con reglas definidas de producción entre lo comercial y lo estándar, su pragmática sencillez se impone al mercado europeo, que apuesta por lo sublime, lo artístico, mas indefinido, como toda garantía. Al tratarse de Arte, se comprende que debemos tragar con todos sus absurdos sí o sí, y si no lo entiendes, es porque eres un bárbaro retrógrado proyanqui que sólo comprende de dinero, no la sublime esencia del ARTE. Hey, quizás pasó eso. Al ser tan “artística” Barbarella, mi sentido proyanqui de la producción me impidió gozarla. Aunque… No. No lo creo. Es mala. Ni invita a echar unas risas.