lunes, 8 de agosto de 2016

DÍAS EXTRAÑOS — ASESINATO EN 8 BITS

El afiche que hace Propaganda de la
realidad virtual, tan en boga ahora
Termina haciéndose tediosa esta propuesta BIGELOW/CAMERON pese al prometedor inicio. Porque llega un momento en que ignoras qué trama debes seguir, es la buena. Dos subtramas adicionales envuelven a la principal, llegando a enredarse entre sí tan fuertemente que pierdes la pista a todas, donando esa sensación de: esta película, ¿qué está intentando contarme?

Embrollo presuntamente futurista de una Norteamérica distópica con tropas en las calles (muy al estilo de AMBIENTE; algunos momentos parecen calcados de la novela). Ayudan a la policía a reprimir un fuerte clima de revuelta popular que denuncia injusticias raciales, situación similar a la que Estados Unidos vive estas últimas jornadas. La larga sombra de RODNEY KING, no obstante, es la que imprime ese aire de apoqueclipse y sublevación negros-contra-blancos que describe el filme.

Seguimos, al declive de 1999, al buscavidas LENNIE NERO por las turbulentas calles de un Los Ángeles que frisa el tercermundismo. Sus ciudadanos aguardan la llegada de 2000 como árnica que calmará todas las violencias tribalpunk que estremecen a la Meca del Cine. Debemos inferir que a todo el cuero de Norteamérica, como eco de lo que sucede a la sombra del rótulo de Hollywood.

Por una vaga estética BLADE RUNNER, LENNIE NERO
huye de todas las revelaciones que pueden matarle
Nero vende videoclips sensoriales piratas/ilegales. Te enchufas un casquete lleno de superconductores neuronales nosequé, y revives nítidamente las experiencias snuff que ha grabado gente a cambio de pasta. Por supuesto, barremos todo el espectro: desde las perversiones sexuales a los crímenes sangrientos. Persecuciones con la pasma, tiroteos, atracos, etc. La Humanidad en su desnuda esencia.

Nero es un elemento expulsado de la policía. Va tirando/trapicheando por los antros y los personajes más marginales que puedas imaginar. Siempre amenazado de recibir una paliza, por cualquier motivo, luchando por embaucar a quien sea y obtener un pequeño plazo más de tiempo que le permita… No sabe qué. Avanza. Sin parar. Enganchado a la inercia de una rutina que es su auténtico modus vivendi. Hasta que, involuntariamente, lo implican en una ristra de asesinatos cometidos por polis racistas. Todo su tinglado: al carajo. Y él, puede morir a continuación.

La chófer salva su pellejo varias veces; a cambio, Nero la
putea con su carácter de fracasado suicida. Ella casi llega
a ser mártir de la causa negros-contra-blancos esbozada
al final de la cinta
Es entonces cuando la película se enreda sola con su trama y subtramas. Está el curso de la investigación de Nero por la muerte de la fulana amiga suya que grababa esas cosas para vender los clips snuff y que lo mete en problemas. Luego, el asesinato del rapero, que sitúa en ese rictus erectus de sublevación a la población negra de Los Ángeles. Después, los tejemanejes de esa especie de socio de Nero, que resulta otro asesino. Todo va retorciéndose (junto con la complicada relación con la chófer-guardaespaldas de japoneses que buscan sex in the city, según la visitan) hasta convertir Días extraños en un amasijo de datos y detalles que esperan resolverse con el tiroteo del final habitual de estas producciones.

Calma, chicos, todo ahí quedará aclarado. Y ocurre al final, pero cansados de intentar averiguar qué argumento seguir para hacer que la película se inscriba en los anales, sea de la ciencia ficción, el cyberpunk, o las distopías. O hasta de la crítica social contra las actuaciones gubernamentales abiertamente racistas.

Con socios como éste, no necesitas lavativa. En serio
Porque se apela a eso para darle mayor lustre a la cinta: presunta crítica a un sistema que sigue considerando “inferiores” a ciudadanos por el color de la piel y que, para mantener a toda costa ese estatus de blancos privilegiados, meterá los blindados en las calles y efectuará cuanta represión sea necesaria, hasta transformando la Tierra de las Libertades en una dictadura con campos de concentración para negros e hispanos. Más tarde, los chinos. Habrá alambradas para todos. No os inquietéis. Pero, aunque intenta contar esto también, Días extraños no cumple ese cometido con eficiencia tampoco.