domingo, 14 de agosto de 2016

KEVIN SMITH — Y OTROS EMPRENDEDORES

Afiche de la secuela, ajá, sí. Pero es que
esa leyenda de cabecera, tan a
wevo de
este comentario... Irresistible
El reciente visionado de su ópera prima, CLERKS, me refrescó las tantas vicisitudes que superó este freakie realizador de cine norteamericano para poner en fotogramas su guión. Kevin es ‘uno de los nuestros’, conviene puntualizar. Tendente a las charlas, al coleccionismo de cómics, querencia por las figuras de las viñetas a las que, sin embargo, sabe poner crítica y ácida distancia para obtener sano criterio. Degusta buen cine. Fijo que sus cien pelis favoritas son, más o menos, las que nosotros apuntaríamos en la lista.

Pero prefiero resaltar más el arrojo que demostró para materializar Clerks. Parejo al de SAM RAIMI o ROBERT RODRÍGUEZ con EL MARIACHI, que importó seis mil dólares. Una cinta de acción de casi noventa minutos, seis mil pavos. Eso, le dijeron a Rodríguez, es lo que cuesta el montaje del tráiler publicitario.

Otro hito del cine guerrillero económico
¿Podía hacerse? Se hizo
Kevin vendió parte de su colección de tebeos para financiar Clerks, odisea de un joven dependiente al que marran su día de descanso, pretexto que Smith aprovecha para mostrar un amplio repertorio de personajes (comunes, exóticos, impresentables, descollando JAY y BOB EL SILENCIOSO) y su habilidad para tejer elaborados y brillantes diálogos que, en la mayor parte del metraje, constituyen su columna vertebral. Ya presenta su inquietud por las relaciones amorosas, qué azarosas pueden llegar a ser. Y la resistencia del varón a abandonar la zona de confort de sus fetichismos (filmes, cómics, hockey…) para entrar en el complejo mundo adulto del noviazgo.

También pidió prestado dinero y creo que trampeó un poco sus tarjetas de crédito para obtener los veinticinco mil machacantes que costó Clerks. No sé qué esperaba Kevin al plantearse esta aventura: si estrellarse en Sundace, o ganar gloria. El riesgo se saldó, ya sabemos, con su estatus presente. Lo cierto es que algo le reconcomía, este filme, y quería darle salida; la fiebre típica del auténtico creador, que no mira insignificancias con tal de brindarle a su criatura medios de expresión.

Y qué decir se ésta; en su momento, la EL
MARIACHI del cine de terror. ¡RAIMI,
espejo de autodidacta emprendedor!
Recordé mucho a estos realizadores y el coraje manifiesto en la fe de su proyecto, y a qué extremos llegaron por tal de materializarlo, pensando en aquellos que abundan por ahí pretendiendo hacer una peli. La primera. Y todo son obstáculos para ellos. Quejas. Lamentos. Llantos. Falta de iniciativa, de agallas, arrojo, compromiso. Por ejemplo: ¿que tienes que rodar, por no sé qué contratiempos, en B/N tu remake de, no sé, una cinta francesa de suspense (¡copiando a otros, encima; vaya “originalidad”!)? ¡Mira qué drama! Bueno, ¿cuántas meritorias películas no están filmadas en B/N? ¡Clerks, para empezar!

¡Qué aires suelen darse esos personajes! ¡Vaya humos! ¡Menudos Mr. Hollywood están hechos! ¡Atrás todos: llega El Marquesito Cineasta! ¡La grandilocuencia del celuloide! Inculto amateur flatulento, ¡robando trabajos ajenos!, sin tablas, experiencia, formación, intentando equipararse a los Grandes. Sin arriesgarse, sin poner de su parte más que su desmesurado pero frágil ego, cuyas quejas demuestran qué poca autoestima posee. Cuando hablan del fracaso al arrancar el proyecto, exponen una neurosis de acosos y persecuciones que sólo excusan su desproporcionada vagancia.

Y, en su momento, MAD MAX llamó la
atención por su ajustado presupuesto
¡Sollozo afeminado por lo del B/N! Bueno, a veces, el B/N resalta más las expresiones de los actores; preguntad, si no, a TIM BURTON por ED WOOD. Rodada en B/N ex profeso para eso: acentuar el clímax emotivo.

Estos Marquesitos Cineastas, a los que hay que bajar de las nubes (porque, por menos, ¡ha muerto gente!) parecen, pese a su oronda perorata de ‘conocimientos del medio’, ignorar este dato. ¡Vaya con las “prometedoras nuevas firmas” de nuestro cine! Deben recibirlo todo ya mascado. Que otros se partan los cuernos haciendo su trabajo. ¿No son de envidiar, así, a tíos como Sam, Kevin o Robert, emprendedores DE VERDAD?