miércoles, 16 de noviembre de 2016

ASH VS. EVIL DEAD — EL ASH DE ASHES ¡RETORNA!

Afiche. Las constantes se mantienen:
el coche amarillo, la motosierra, el
héroe sarcástico...
Tres episodios de treinta minutos confirman ¡el retorno grandioso del más icónico de los héroes desesperados, Ash, caracterizado, como debía ser, por un iluminado BRUCE CAMPBELL (a quien la edad ha echado algún kilo de más, pero sin mellar su mordiente y característico sentido del humor, francamente fresco y irreverente) quien retorna, treinta años después, a enfrentarse con esos perversos poseídos de ojos de pez hervido y afiladas uñas.

Dios santo, ¡qué alegría me produjo visionar esta serie, que destaca sobre esta sórdida atonía anodina de técnicos policiales de probeta-y-laboratorio, o los pedantes pasmas metrosexuales que ni se despeinan!, personajes planos y estereotipados incapaces de transmitir la más mínima-nimia sensación de veracidad. Actuar siquiera. Por no citar a las intragables bulímicas dóminas que se comportan como esos policías, proclamando una absurda postura feminista basada en… emular costumbres machistas.

Y doble alegría supone descubrir que no va de zombis la cosa, ¡puta mierda de zombis, cojones!, sino de entes diabólicos de un plano lovecraftiano. Se introducen en la carne auténtica de personas desafortunadas a las que Ash da matarile con su inconfundible estilo y una ingeniosa frase de recargado humor negro. Le han colocado, pega le veo, un apéndice de dos chavales en plan aprendices. Empero, con el transcurso del metraje, empiezan a granjearse tu aprecio. O tolerancia. (También sale XENA, cuidado.)

BRUCE CAMPBELL se enfunda la sufrida camisa azul de
ASH para adiestrar a estos dos jóvenes perplejos
Hace siglos, un trío de entusiastas jóvenes emprendedores deseaba meterse a cineastas. E idearon lo que hoy conocemos como Evil Dead. A destacar que la pobreza como el proyecto vio la luz se compensaba con enormes dosis de arrebato y talento, quedando en nuestra retina la vigorosa actuación del novel Bruce Campbell y el manejo frenético de la cámara, vital, ingenioso, innovador, de dibujo animado de CHUCK JONES o TEX AVERY de SAM RAIMI. (A ROBERT TAPERT sólo le conocemos tareas de producción.)

La serie (rodada entre Australia y Nueva Zelanda) ha seguido fielmente ese estilo feroz de mover la cámara. Campbell, imagino, habrá efectuado un asesoramiento al respecto, mientras Raimi estaba ocupado en algún otro proyecto. La cosa es que aquellos que, con sorpresa y agrado, descubrimos los avatares de Evil Dead allá por los ochenta (otra vez, Década 80 marca los tiempos/ritmos, ¿qué os parece?), vamos a disfrutar viendo aquellos vertiginosos travelings y fotogramas sacudidos marca Raimi.

¡Menos mal, salimos del puto tóxico zombis! Que
tocaba ya. La niña de
EL EXORCISTA, ha envejecido
Me gusta la gente que imprime su sello particular a su obra. Le independiza. Caracteriza. Las puñeteras entregas de CSI-lo-que-sea se especializan en ser clónicas; nada las resalta un episodio de otro. Todo transcurre en un escenario frío de cristal helado donde recitan diálogos semejantes a cuescos. Tipos como Raimi ‘corren el riesgo’ de tener un estilo personalísimo. La pega es que una convencional/rancia casta de críticos (en su momento, denostaron los Evil Dead por esto: tener una estructura narrativa visual poco convencional) y espectadores vituperen el ‘experimento’.

A cambio, el núcleo de fieles al estilo es acérrimo, y aprecian a Raimi (por ejemplo) por ser constante a él. Mantenerlo. No venderse. (Bueno, eludamos SPIDER-MAN 3. Las Majors a veces meten la mano más de lo debido.) Y esos seguidores, por coherencia, perseveran con el genio, ¡faltaría más! Lo personalísimo está muy criticado porque la inmensa mayoría de creadores carece de ese sentido de “lo único”. Y, siendo la envidia tan grande, estando tan extendida, ¡pues procuran aplastar esa rareza! Eso sí: ¡bien se nos invita, desde numerosos spots televisivos, a ser distintos y únicos!

La motosierra, que no falte. Ah, cómo te han imitado
por eso. Y no en plan homenaje, sino porque no damos
para más

Bruce Campbell… ¡GENIAL! ¿Cómo puedo seguir encomiándole, si está escrita la palabra marco para definirle? Ojalá la serie, su sarcástico protagonista, mantengan el pulso. ¡Necesitamos esta calidad! ¡Su carencia es brutal! Y se multiplique, bendiciendo a otras producciones que reclamen nuestra atención.