jueves, 3 de noviembre de 2016

YO, FRANKENSTEIN — EMPEORA LA COSA

Afiche en plan apoqueclipse madmaxiano
donde constata que: ¡las escurriajas de
UNDERWORLD acabaron aquí!
Reconociendo que sólo vi parte, esta vez me sobró eso para dejar este “postre” a ocasión más… desesperada. Cierto que el desventurado-remendado/caracortada protagonista, EL MONSTRUO DE Frankenstein, alias la CRIATURA, ha corrido ciertos revivals de parecida naturaleza en el tebeo. En SWAMP THING, por ejemplo. La patética Criatura tiene su encanto. Pocos pueden resistirse a añadirle episodios apócrifos a su azarosa biografía. (Yo mismo “lo resucité” en LOS IMPERIOS PERDIDOS, sin ir más lejos.) La acrobática VAN HELSING lo demuestra, de igual manera.

Esta vez atarean a la Criatura contra demonios (en fin; supongo iba tocando) como un arma en apariencia virtualmente indestructible que anduvo perdido por esos pagos de Dios avergonzado de su apariencia y concepción. Otro motivo de su autoexilio es que posee interés bélico para éstos del inframundo.

Este rato visionado me permitió intuir qué alto grado de desesperación debe estar colapsando a Hollywood (a la industria del ocio en general, que debe alimentar a un mercado insaciable, que exige más Más MÁS que ingerir, por esperpéntico que sea el giro dado), y qué poca salida están obteniendo guiones más frescos, ideas más potables, quedando relegadas al olvido u ostracismo porque alguien entiende tiene más futuro esta tentativa sobre la que estoy escribiendo.

Esta vez son gárgolas las que llevan parte de la trama. A
este paso, los llamadores de las puertas protagonizarán
telenovelas. (Esa pava es la reina de las gárgolas)
Producto (con toda la fuerza que de inferior y deleznable tenga esta voz) que aprovecha ‘residuos’ de filmes como BLADE o UNDERWORLD (que se las apañaron para remozar su contenido, haciendo que el continente pareciese nuevo, virgen, por explorar) para ocupar pantalla de plata.

Mas lo que nos llega de Yo, Frankenstein, es algo agotado, sin gracia, mezclado con otras tantas referencias similares que componen esta especie de boa multicolor que serpentea a duras penas por su metraje, buscando hacer bueno un libreto loco donde el coprotagonismo ahora recae en ¡gárgolas!, dando a entender que los ángeles de toda la vida de Dios ya están demasiado vistos. Y la pobre Criatura tiene sus más/menos con esos pétreos guardianes de nuestras almas encaramados a las cornisas de las catedrales, capaces de adquirir carne auténtica para hacérsenos menos horripilantes.

Qué mal ha envejecido el MR. SMITH de THE MATRIX
La pizca de originalidad que Yo, Frankenstein pudiera ofrecer recaería en los SFX. De hecho, sospecho que fue la parafernalia espectacular de ILM, o anejas, lo que inspiró financiar la película aun antes que la idea que desarrolla. Veamos, se dijeron algunos avispados: esos SFX permiten estas gamas cromáticas y retorcer así-asá los cuerpos, dar semblante agraciado a las gárgolas, desfigurar atrozmente a los demonios, ¿no? 

Buscaron a un guionista necesitado, le surtieron de estos elementos visuales a imponer sobre el argumento, y trincaron a la Criatura para darle cuerpo al desastre. Notar todo esto fue lo que me hizo abandonar el visionado del desabrido producto.

No tengo palabras para definir este fotograma. En serio
Que terminaré viendo otro día, no obstante. Por morbo de saber cuánto acierto/yerro.  La oferta deber ser de peor calidad para hacerlo, empero. Porque, insisto: cuanto vi, hueco, se apoyaba tan sólo en los barrocos escenarios por computadora y las demás pirotecnias digitales. Historia, en sí: mínima-nimia. Poca.