sábado, 3 de diciembre de 2016

JOHN WICK — HOLLYWOOD ¿HA PERDIDO EL REALISMO DE LA VIOLENCIA?

Poderoso y entretenido ocio, aunque...
La elegante, aunque fría-estilizada, fotografía de este filme no evita recordarme PUNISHER WAR ZONE. La interpretación, controlada, hierática, de KEANU REEVES, más cerca de NEO que de TOM LUDLOW, tampoco disimula estar viendo, de nuevo, al fornido RAY STEVENSON en la sufrida piel de FRANK CASTLE. John Wick semeja un Punisher apócrifo que, por alguna razón, no obtuvo el V.B. para secuela de War Zone.

Reescriben el papel, le llaman John Wick, pero ruedan una aventura del más conocido vigilante Casa Marvel. No debe engañarnos la mutación. Esto es un Punisher. Punto.

También repesca al WILLIAM MUNNY de SIN PERDÓN. Un pistolero (de talento para matar desmesurado, en vez de un outlaw con sangre fría en las venas) se retira porque encuentra el amor y le tientan formas de existencia que desea compartir con alguien. Intenta hacer algo útil con su vida. (Esto de la redención del malvado también tiene su estela fílmica.)

...estamos viendo esto con otro aspecto.
Pienso que, aunque sea una bizarra
fantasía, no todo vale en esta erótica
de las armas y la ultraviolencia
Si una rivalidad entre bandas priva a Castle de su familia, aquí ese drama cambia por la brutal muerte del cachorro (un perrito muy mono obtenido para granjearse tu estima) que legara la difunta esposa de Wick al taciturno exsicario. Algo termina rompiéndose dentro de Wick. Se libera la antigua bestia y todo eso. Tampoco debieron robar su coche…, cosa propia de GRAN TORINO. Wick emprenderá cruzada para desarrollar un viejo clásico infalible: la venganza.

Paremos las máquinas. Es obligatorio ahora comparar cosas. De un tiempo a esta parte, este tipo de producciones se caracterizan por tener unas escenas de acción y/o violencia desproporcionadas, incoherentes, estúpidas. Vale que THE MATRIX se lo permitiera (las acrobacias imposibles); era entorno fantabuloso y tal. Pero ¿ver esos saltos, piruetas, quiebros, y todavía acertar en la diana, pese a tener heridas dolorosas en el cuerpo, en este noir hardboiled? Increíble.

Podría decirse "todo empezó aquí". Pero
aquí usaba esos recursos con efectividad.
Es el cine de Hong Kong el que lo ha
desmesurado, estropeado, todo
Comparando esas ‘proezas’ con el cine clásico de acción (no me refiero al de Década 30, donde todo eso, muy censurado, volvía la acción imbécil por su falta de realismo también), con GRUPO SALVAJE, en concreto, adviertes que, sin llegar a tomadura de pelo, Hollywood minusvalora nuestra inteligencia. Piensa que vamos a creernos todos esos ejercicios sobrehumanos de agilidad y puntería so pretexto de que “es ficción-es acción-podemos tomarnos la licencia”. Yerran, señores. No todo vale. Hay que respetar el mínimo-nimio de coherencia. En Grupo Salvaje, SAM PECKINPAH pone a cincuentones a pegar tiros, y sólo por su volumen, aciertan.

Pero no van dando giros imposibles, derrapando por el suelo, acertando siempre, cambiando de cargador mientras atraviesan el cráneo de alguien con un lápiz. Grupo Salvaje se hace creíble; John Wick son viñetas desbocadas que intentan empero hacer creer que, sí, ¡AJÁ!, todo esto es coherente.

Pocos tiros, pero mucha impresionante
actuación. Comparad este afiche con el de
la cabecera del artículo
Mentira. Los tiroteos son cosas veloces, desagradables; pasan supersónicas y deseas nunca hubieran ocurrido, plagadas de reacciones químicas punzantes. Aun así, John Wick, este no-Punisher con todas sus señas, es obra de arte contrastada con una mierda titulada LA FORTALEZA, donde todavía todo ese circo está elevado a una potencia de absurdo increíble. Lo del poli infiltrado agarrado al spoiler del coche en plan T-1000 y todavía logrando introducirse en el habitáculo a través del maletero y la oleada de tiros, es una hostia que los encargados de esa peli nos pegan, riéndose encima.

Recuerdo A QUEMARROPA. Traslada LEE MARVIN una sensación de fuerza, violencia y peligro que Reeves no logra (no porque no pueda; no le dejan) porque han supeditado su recreación por una serie de efectos, palizas y tiroteos desbordados que pretenden calmar algo muy primitivo del espectador, incapaz de deleitarse en la interpretación, la atmósfera y el controlado uso de una violencia seca pero efectiva.

No creo, visto así, que sea John Wick “el malo”, sino un público con pocos sesos y mucha testosterona que quemar. ¿Dónde terminará todo este despropósito?